Thirty

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Capítulo 30. "Consecuencias inesperadas".

Habían pasado tan solo dos días desde que me enteré de que algo estaba creciendo en mí. Alec no se alejaba en ningún momento de mí, pero eso no quería decir que habláramos mucho del tema. Sé que él no lo quería, no me ha dicho nada, pero es algo de lo que estoy casi segura.

Alma casi se desmayó cuando se lo dije, claro que se lo dije en persona. Sam había actuado demasiado enojado; primero casi se lanza a por Alec al saber que habíamos tenido relaciones, después solo se alteró, saliendo de la casa. Tampoco sabía lo que pensaba, pero también estaba casi segura de que esperaba que interfiriera con su desarrollo.

Yo aún no estaba segura de que debía hacer, pero estaba creciendo rápido; mi estómago ya tenía volumen y apenas han pasado días desde su gestación.

- Tal vez debería prepararte otra cosa - dijo Esme sujetando un bote donde estaba devolviendo lo que estaba comiendo.

- No creo que sea por la pasta, todo lo que entra en su boca lo está vomitando - dijo Rose a mi lado, sujetando mi cabello.

- Debemos hacer algo, ya - dijo Alice desde el otro lado de la habitación.

- ¿Qué se supone que debemos hacer? - preguntó Alma, pues no se había ido de la casa desde que le dije la situación - No es solo una decisión de vampiros, es el cuerpo de mi hermana de quien están hablando.

Volteé a ver a Alma. Tenía muchas ganas de llorar, estaba literalmente vomitando mientras todos hablaban de que algo debía pasar.

- Alma tiene razón, la decisión no es nuestra - dijo Rose volteándome a ver.

Todos estaban mirándome, como esperando que decidiera algo justo ahora.

- Solo quiero ir a dormir - dije cansada.

Alec no esperó más, sentí que me sujetaba en sus brazos, apareciendo a los pocos segundos dentro de la habitación que me habían proporcionado los Cullen.

- Sé que tal vez no quieras hablar de esto, pero debemos hacerlo, Principessa - dijo Alec, colocándome en la cama.

- Lo sé - dije con un hilo de voz, sintiendo lágrimas por mi mejilla.

Alec me abrazó, sujetándome firmemente como si no quisiera que me pasara nada. Yo acomodé mi cabeza sobre su pecho, sintiendo mis lágrimas mojar su ropa.

- Quiero tenerlo, Alec - susurré sobre su pecho.

Sabía que todos abajo habían escuchado, y las dos humanas que no pudieron, probablemente serían informadas de inmediato.

- ¿Estás segura de ello? - preguntó.

No podía ver su rostro, y por supuesto que no sabía lo que estaba pensando. Tenía mucho miedo de que no estuviera de acuerdo con mi decisión.

- Sí - respondí sin querer soltarlo.

- No conocemos las consecuencias de esto, angelo - dijo Alec cerca de mi oído.

- Lo puedo enfrentar - dije segura de mis palabras.

Sentí cómo el agarre de Alec se hacía más fuerte, presionándome más contra él. Alec no dijo nada el resto de la noche, pero nunca me soltó, haciendo que dormir fuera más fácil para mí.

A la mañana siguiente, mi rutina fue simple: cuidados excesivos y devolver cualquier cosa que intentara comer. Al igual que ayer, quienes estaban más cerca de mí eran Alma, Bella, Rose y Alec. Aunque este último estuviera presente, no hablaba conmigo.

Lazos inmortales | Alec VulturiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora