Twenty-three

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Capítulo 23. "Despedidas".

Había pasado una semana cuando por fin pude ponerme de pie. Sobreviví al disparo de bala y no fue necesario ser convertida. Durante este tiempo, Alec y Alma no se han separado de mí, al igual que mi padre. Era gracioso ver cómo Alec tenía que fingir ser humano a los ojos de mi padre, fingir dormir, fingir tener hambre e incluso fingir tener que ir al baño.

Sé que Alec se ha querido ir desde hace ya varios días, pero mi padre ha puesto excusas, hasta el día de hoy que nos dijo que lo mejor será que regresemos a nuestras vidas, para volver a deslindarnos de esta vida, por lo que ahora, Alec, Alma, Demetri y yo estábamos en el aeropuerto, después de una dramática despedida de mi familia.

- Vaya, el trabajo de tu familia sí que es extravagante - dijo Demetri, sonriendo con gracia.

- Sí, supongo que lo es - dije sujetando a Alec de su cintura - ¿De aquí tomarás un vuelo a Seattle? - pregunté a Alma.

- Sí, es más conveniente que ir a Italia - dijo sonriendo - Supongo que es tiempo de despedirnos.

Solté a Alec para abrazar a Alma con todas mis fuerzas. Alma correspondió, siendo más delicada teniendo en cuenta mi vendaje.

- Cuídate mucho, mamita - susurró en mi oído.

- Cuídate tú también, Alma. Espero pronto poder ir a visitarlos - dije alejándome de ella y sonriéndole.

- Espero que sí - dijo Alma volteándose para ver a Alec - Cuídala, Alec.

Extrañamente, Alma se acercó a abrazar a Alec, quien correspondió incómodo al abrazo. Estoy casi segura de que Alma le dijo algo a Alec, pues abrió sus ojos con sorpresa.

- Fue un gusto, Demetri - dijo Alma al vampiro rubio.

Alma se despidió con su mano.

Volví a abrazar a Alec de la cintura.

- ¿Qué te dijo Alma? - le pregunté a Alec, sintiendo que pasaba su brazo por mi hombro, acercándome más a él.

- No dijo nada - respondió Alec, evitando mi mirada.

- Oh, claro que lo dijo - dijo divertido Demetri, comenzando a caminar hacia donde subiríamos al avión.

Volteé a ver a Alec, enarcando una ceja. Alec solo comenzó a caminar, aún con su brazo en mí.

Habíamos llegado a Volterra después de un largo viaje. Demetri se quejó diciendo que hubiera sido más rápido si hubieran ido corriendo. Aro, desde luego, se puso al día viendo nuestros recuerdos, permitiendo que Alec dejara de lado sus responsabilidades como guardia para que pudiera estar pendiente de mí.

Habían pasado tres días desde que llegamos y Alec había estado actuando muy raro desde entonces.

- ¿Qué es lo que te ocurre, Alec? - pregunté al ver cómo fingía estar leyendo.

- No me ocurre nada, Daniela, solo estoy leyendo - dijo Alec cambiando forzadamente la página del libro.

- Sé que algo pasa, Alec, te he notado extraño estos días - dije caminando hacia él.

Soltó un suspiro innecesario y cerró su libro dejándolo a un lado del sillón.

- ¿Puedes ser sincero conmigo? - pregunté sentándome sobre sus piernas - Solo quiero conocer qué es lo que te está alterando.

- Cuando te lo diga, te enojarás conmigo - declaró cerrando los ojos y echando su cabeza hacia atrás, recargándola en el sofá.

- ¿Por qué estás tan seguro de mi reacción? - pregunté frunciendo las cejas.

Lazos inmortales | Alec VulturiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora