Twenty-one

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Capítulo 21. "Decisiones cruciales".

Alec y yo estábamos caminando en el jardín de la hacienda, siendo "custodiados" por dos hombres detrás de nosotros. Mi padre, junto al tío Chema, mis hermanos y Alma, estaban hablando en la oficina de mi padre sobre el asunto de los Apanco. Dijo que yo era una "niña" y que no debía preocuparme del tema. Por supuesto, no quería que Alec estuviera presente, pues los días anteriores estaba en las discusiones sin problema.

- ¿De qué va el tema de los Apanco? - preguntó Alec con un lindo acento al pronunciar el apellido.

- Son un cartel relativamente nuevo, solo que han ganado demasiado terreno en muy poco tiempo. Mi padre no sabe cómo han conseguido tanto poder tan rápido, así como matar a la mitad de su gente en poco tiempo - dije viéndolo a los ojos - Los Apanco quisieron hacer una especie de "trato" con mi familia. De alguna manera, y nadie sabe cómo, se enteraron de que mi padre tenía dos hijas. Ni siquiera nos han visto, pero ofrecieron una especie de convenio si Alma o yo nos casábamos con el hijo mayor.

Alec frunció el ceño, parecía estar pensando.

- ¿Por qué se te hace difícil que ellos conocieran de tu existencia o la de Alma? - preguntó aún con su ceño fruncido.

- Alec, todos sabían que mi padre tenía cuatro esposas diferentes. De cada una tuvo un hijo varón. Solo algunos conocieron a una quinta mujer, y una menor cantidad sabía que de ella tenía dos hijas - expliqué lo que sabía - Rafa tiene la teoría de que hay un topo de la CIA dándoles información a los Apanco.

- El chico al lado de Alma, ¿también es tu hermano? - preguntó Alec.

- Sí, Pablo, el más chico de todos. Tan solo tiene quince años - respondí.

- ¿Y tú cuarto hermano?

Suspiré, volteando a ver a los escoltas que estaban a unos metros de nosotros.

- Saúl. Entre Alma y yo. Tiene veinte años y fue secuestrado por los Apanco hace una semana. Lo tienen como garantía para hacer un trato que los beneficie a ellos.

- ¿No crees que por él se enteraron de su existencia? - preguntó Alec.

- Alma y yo lo pensamos - dije bostezando, tenía mucho sueño - Pero mi padre dijo que habían pedido la alianza en matrimonio hace casi un mes.

- Su padre no las obligará a nada, ¿cierto? - preguntó Alec, pareciendo preocupado.

- Lo dudo – respondí - Pero quiere que Saúl salga de ahí, al igual que quiere recuperar su territorio. No quiere que dejemos México hasta que esta mierda se resuelva.

- Vamos a dormir, ¿quieres? - dijo, tomando mi mano.

Yo asentí, guiándolo a lo que había sido mi habitación durante mi estancia en la hacienda de Rafael. Al llegar al cuarto, fui a cambiarme para usar mi pijama. Al salir del baño, Alec aún estaba parado cerca de la puerta. Yo me acerqué a la cama, acostándome y cubriéndome con las cobijas.

- ¿Dónde está Demetri? - preguntó Alec, acercándose a la cama.

- En su cuarto - dije divertida - A la izquierda de este.

Alec asintió y se acostó a mi lado, por encima de las sábanas.

- ¿No irás con él? - pregunté, sintiendo mis ojos pesados.

- Quiero estar ahora contigo - dijo acostándose de costado, viéndome con una sonrisa.

- Te extrañé, Alec - dije sonriéndole.

- Yo mucho más, mio bellissimo angelo – respondió - Así que... tu familia piensa que somos novios, ¿eh?

- Ay, cierra la boca - dije volteando para darle la espalda.

Lazos inmortales | Alec VulturiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora