Thirty-three

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Capítulo 33. "La obra de teatro".

Los segundos se sintieron como horas mientras los tres reyes Vulturi y sus guardias se acercaban a mí. Mi corazón latía con fuerza, y una sensación de nerviosismo me invadía por completo. Alec seguía a mi lado, su mano aún sobre mi hombro, proporcionando un toque de apoyo en medio de mi ansiedad.

- Daniela, encantado de volver a verte - dijo Aro con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos.

Sus ojos, brillantes y curiosos, escudriñaban mi rostro, como si estuviera buscando algo más allá de lo evidente.

- Aro - respondí, intentando mantener la calma a pesar del revuelo de emociones que sentía.

- Nos sorprendió mucho recibir la noticia de que te encontrabas aquí, en esta condición - intervino Caius con su tono frío y distante.

Aunque su voz era tranquila, sus ojos transmitían una intensidad gélida que enviaba escalofríos por mi espalda. Me pregunté qué pensaban realmente estos vampiros de mi situación.

Marcus, el tercer rey, permaneció en silencio, su rostro inexpresivo como siempre. Su presencia era enigmática, como si estuviera sopesando cada palabra y acción con una serenidad inquebrantable.

- Agradecemos que nos hayan permitido venir a visitar - intervino Aro de nuevo, su sonrisa aún presente en sus labios - Carlisle nos ha informado sobre tu... situación.

Asentí con nerviosismo, sintiendo la presión de sus ojos sobre mí mientras esperaban mi respuesta.

- Sí, estoy... esperando un hijo - dije con voz temblorosa, consciente de la delicadeza del tema y de la importancia de cada palabra que pronunciaba.

- Es un acontecimiento... interesante - comentó Aro, su sonrisa ampliándose ligeramente - Parece que el destino siempre tiene formas de sorprendernos - agregó enigmáticamente.

La tensión en la habitación era palpable, y me pregunté qué pensaban realmente los Vulturi de mi situación y de mi conexión con Alec. Miré a mi compañero, buscando algún indicio de lo que podía estar pasando por su mente, pero su expresión era impenetrable, como la mayoría del tiempo cuando había terceros presentes.

- Espero que encuentren nuestra presencia aquí... beneficiosa - dijo Alec, rompiendo el silencio que se había instalado en la sala.

Su voz era firme y segura, y sentí un destello de orgullo al escucharlo hablar en mi defensa. Los reyes Vulturi intercambiaron miradas rápidas entre ellos, como si estuvieran comunicándose en un lenguaje que solo ellos entendían. Después de unos momentos de silencio tenso, Aro asintió con una sonrisa satisfecha.

- Por supuesto, Alec - respondió, su tono amable pero cargado de significado - Estamos aquí para... discutir algunos asuntos pendientes, pero podemos dejar eso para más tarde. Por ahora, disfrutemos de esta reunión tan inesperada.

Asentí con cautela, consciente de que, aunque estábamos en casa de los Cullen, se sentía como territorio Vulturi y que cualquier movimiento en falso podría tener consecuencias graves. Pero también sabía que tenía a Alec a mi lado, y eso me daba un poco de consuelo.

Mientras la conversación continuaba, sentí que el ambiente se volvía cada vez más tenso. Los reyes Vulturi parecían intrigados por mi embarazo, pero al mismo tiempo, parecían preocupados por lo que podría significar para su mundo de vampiros. La mayor parte de la conversación fueron preguntas simples como días de gestación o mi casi nula alimentación.

- Daniela querida, ¿has considerado las implicaciones de traer una nueva creatura al mundo de los vampiros? - Su tono era suave, pero sus palabras llevaban un peso oculto.

Lazos inmortales | Alec VulturiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora