Eleven

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Capítulo 11. "Normas y realidades".

Cuando salí del baño, vi a Alec sentado leyendo. Él no volteó a verme en ningún momento, parecía absorto en su lectura.

- ¿Olvidaste dónde está el armario? ¿O solo quieres que vea tu cuerpo semi desnudo? - preguntó sin apartar la vista de su libro.

Yo no respondí y entré al armario, que era sin duda del tamaño de otra habitación. Lo extraño era que la ropa de Alec no ocupaba ni la mitad de todo el espacio. Cerré la puerta y me quité la toalla, secándome. Al acercarme a un cajón donde había una nota que decía "humana", encontré muy poca ropa, toda en colores oscuros.

Me puse un pantalón de vestir de tiro alto con una playera de manga larga pegada al cuerpo del mismo color, calcetines y opté por unos tenis negros que parecían cómodos. Me hice una cola alta que ayudaba a lucir mi largo cabello. No me maquillé, pues no tenía ningún producto a la vista.

Cuando salí, Alec estaba en el mismo sofá leyendo.

- ¿Puedo ir a desayunar? - pregunté acercándome a él.

- Sí, vamos - dijo, levantándose y dejando el libro en el escritorio.

Alec se acercó a la puerta y la abrió, haciéndome una seña para que saliera primero. El pasillo estaba desierto y en silencio, como si nadie habitara el castillo. Supuse que era normal, si todos los vampiros se quedaban como estatuas al igual que Alec cuando leía.

- Camina, humana - dijo Alec, comenzando a caminar delante de mí.

Llegamos a la cocina, y me sorprendió ver que tenían una. No sabía si era por la recepcionista humana o simplemente la tenían para aparentar si era necesario.

- Jane trajo cosas para que te puedas hacer de comer - dijo Alec, sentándose en un banco de la isla central de la cocina.

- Jane está siendo muy amable - dije caminando hacia el refrigerador.

- Ella lo está - dijo sentado.

No le dije nada más, ni lo volteé a ver, solo me concentré en cocinar. Cuando terminé de hacerme huevos revueltos, tocino, salchichas fritas y una malteada, me senté en una mesa alejada del vampiro. Apenas me senté, noté que Alec ya estaba frente a mí.

- ¿Siempre será así? - pregunté empezando a comer, tratando de no verlo a los ojos.

- ¿A qué te refieres? - preguntó ahora él.

- Sin dejarme un solo minuto sola - dije ahora volteando a verlo.

- Creo haberte dicho lo peligroso que era estar rodeada de vampiros - contestó simple.

- Entonces lo será - aseguré, volviendo mi vista a mi comida.

Alec no dijo nada, solo me observaba, haciéndome sentir un poco incómoda. Solía comer mucho, y no precisamente con gracia. Alma decía que parecía uno de los amigos de Sam cuando comía. No lo admitiría en voz alta, pero me daba vergüenza que Alec me viera siendo todo un animal al comer.

- Debes aprender ciertas cosas - dijo Alec cuando ya había terminado de comer.

- ¿Qué tipo de cosas? - pregunté, tomando un sorbo de mi malteada.

- No puedes salir de la habitación si no es conmigo. A veces saldré a hacer algunas misiones y durante ese tiempo no puedes salir para nada, ni hablar con nadie - comenzó a hablar, provocando confusión en mí - No tendrás ningún tipo de comunicación con los Cullen a menos que sea supervisada por mí o mi hermana. No podrás...

Lazos inmortales | Alec VulturiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora