29. my love, my life

444 43 11
                                    

tw: muerte, descripción de cómo ocurre, duelo. pérdida de peso repentina.


Nunca entendió bien el porqué las cosas en su vida salían mal.

Recordó toda las veces que había dicho que había empezado mal.

No tenía ni idea de que podía ir peor.

Porque aquella mañana en la que se levantó para ver a su madre colapsada en el suelo, casi sin pulso, todo fue peor.

Ni los años de desprecio de sus padres, ni los años de soledad, nada se comparaba a aquel sentimiento.

Se encontró a sí misma perdiendo a alguien y estando sola de nuevo.

Su padre no se molestó en terminar su viaje de negocios por ir a ayudarla con la situación, por lo que de repente se vio a si misma con una madre muerta que merecía un gran funeral, pero con una incapacidad enorme de poder planear cualquier cosa.

No se permitió llorar, increíblemente con lo llorona que solía ser, no se permitió a sí misma quebrarse hasta que al menos lograra organizar todo lo que conllevaba el velorio y funeral.

Aunque en cuanto se dio cuenta que no era capaz de organizar absolutamente nada, llamó a sus amigos. Sus fieles Paula y Juani fueron los primeros en acudir a su ayuda, y no la dejaron sola un instante.

— Eh, ahora necesitan saber que canción vas a poner en la ceremonia.— dijo Paula

La chica, que no se había bañando en días, estaba en pijama y casi en modo zombie, asintió, pero no dijo nada.

Juani y Paula se miraron preocupados.

— ¿Hay una canción que le gustara mucho a tu mamá?
— No sé... o sea, de lo que descubrí este último tiempo... — dijo para seguir pensando — hay una canción de ABBA, My love, my life, esa le gustaba mucho.

Paula asintió y siguió con la llamada que estaba teniendo con la funeraria. A la lista de cosas que era incapaz de hacer, se le sumaban los mismos trámites que implicaban la muerte de su madre.

Entonces teníamos a una Magnolia deshecha, incapaz de llorar, casi en estado catatonico, sin ducharse ni cambiarse ropa desde lo ocurrido, o sea hace 2 días.

— Amiga, mañana empieza el velorio, necesitas al menos cambiarte de ropa.— dijo Juani.

Entre los dos amigos se habían delegado tareas, Paula de encargaría de todo el tema burocrático del funeral, y Juani intentaría sacar de la chica al menos una emoción y contenerla.

Paula cumplía a cabalidad su tarea, pero Juani -que hay que admitir tenía una tarea más complicada-, no lo estaba logrando.

Lía se quedó aún inmóvil, mirando un punto fijo, disociada de todo.

Su amigo suspiró.

Ya habían intentado bañarla ellos mismos, pero la chica no cooperaba.

El chico no halló otra solución que la que hizo a continuación.

— ¿Juani?
— Hola, Agus.

La conversación la hizo alejada de sus dos amigas, pues sabía que lo matarían si se enteraban. Pero para ser sinceros, no se veía otra solución pronta a los problemas.

el tesoro || agustín pardellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora