23. no me quiero ir

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Nunca se había tenido que encargar de nadie más que de sí misma.

Sí, pasó muchísimo tiempo sola de pequeña, y aquello hizo que ella tuviera que hacerse buena compañía.

Pero ahora, sentía que debía cuidar de su madre.

Habían hablado las cosas, efectivamente las cosas se habían dado de la forma en la que Agustín las planteo.

El diagnóstico había llevado a la madre a no querer sentirse sola, y al mismo tiempo a querer enmendar lo que no había hecho por su hija.

Su padre, que no estaba de acuerdo en que ellos hubieran hecho algo mal como padres, casi no era partícipe de lo que pasaba. Aquello sólo acentuaba las ganas de Lía de quedarse en casa.

— Mamá, hay un equipo genial de maquillaje, puedo ausentarme de estas grabaciones.
— Tonterías, Magnolia Walker.

María Elena aún se encontraba en reposo, pero mucho mejor después del accidente.

— No voy a ser cínica y negar que no me gustó la elección de carrera que tomaste.— dijo ella, levantándose de la cama— Pero una vez que eres una profesional, no puedes abandonar tu trabajo por nada del mundo.
— Mamá, te desmayaste y te pegaste en la cabeza.
— Sí, estoy enferma, me suelo desmayar.— dijo — Pero Rosita estará acá, no estaré sola.

Lía miró con un poco desesperación a su mamá.

— No me quiero ir, mami.

Había sido la primera vez que le había dicho ese apodo, y algo dentro de María Elena se encendió.

Nunca había tenido un instinto maternal, ni siquiera se sentía una madre la mayoría del tiempo, pero el amor que se daba cuenta que tenía por Magnolia era la cosa más gratificante que había sentido en su vida. Lástima que lo encontró tan tarde.

— Ven, mi amor.

También era la primera vez que le decía así a Lía.

La chica se acercó a su madre que estaba sentada en el borde de su cama, la abrazó y puso su cabeza en su regazo.

— Sé que es muy horrible de mi parte arreglar las cosas justo en estos momentos.— dijo— Me voy a morir, es inevitable, pero no ahora, ni en un par de meses, la enfermedad avanza tan lento que aún tengo años... aún tenemos años, Lía.

Aquello hizo que la maquillista sonriera.

— ¿Tenemos?
— Sí, no me voy a volver a ir Lía, no te vas a librar tan fácil de mi.

A la chica se le escaparon un par de lágrimas.

— Te voy a extrañar.
— Son dos meses, no es tanto.
— Igual.
— Yo también te voy a extrañar.

Ambas de abrazaron.

— Papá debería estar acá.

La mujer bajó la mirada

— Hace un tiempo, tu papá y yo pensamos en separarnos.

Aquello había sorprendido muchísimo a Lía. Sus padres eran tremendamente conservadores y cristianos, no se separarían jamás.

— ¿Qué?
— Sí, ya no nos tolerábamos.— admitió — Bueno, después llegó el diagnóstico y pensamos que no era correcto, pero de todas maneras él y yo estamos muy distantes.

Lía asintió, sintiéndose mal por su madre.

— Así que está bien que no esté acá.— dijo — nos arruinaría la diversión.

La chica sonrió. Es verdad que aquellos meses juntas habían sido divertidos. Conoció un lado de su madre que no había visto jamás y que no sabía que existía.

La vio en fotos cuando era joven en los 70s y era una hippie más, a ambas les gustaba la misma música y no lo sabían. Veían películas y las comentaban, resultaba que María Elena también tenía un vasto conocimiento sobre cine, mas solo era una afición.

Y claro, también está el día que hablaron sobre Enzo y Agustín.

— Y, ¿qué pasó con ese chico que vino?, ¿el morenito?
— ¡Mamá!
— No lo digo como un insulto, me pareció bien guapo.

La chica sintió sus mejillas sonrojarse.

— ¿Y qué pasó con el que estabas en Granada?

La sonrisa se le borró. Por una parte porque el recuerdo de Agustín aún dolía mucho, y por otra porque le tenía miedo a la reacción conservadora que seguro le daría su madre respecto a cómo manejó ella las cosas.

— Eh, ese era Agustín y ya no estoy más con él.

La mamá de Lía no pareció enojada o espantada, estaba abierta a escuchar, por lo que ella le contó todo.

— Bueno, así que en la fiesta, Enzo y yo...— no podía terminar la frase.
— Ay, Lía, tienes 21 ya sé que no eres virgen.

Ambas mujeres rieron fuerte.

— Me alegra que lo hayas hecho si eso querías.

Lía la miró confundida.

— ¿En serio?
— Claro, de verdad me parece que tienes que intentar olvidarte de ese otro chico, no te hace bien sufrir por el solamente.— dijo — y te digo por experiencia propia, que un clavo saca a otro clavo.

Volvieron a reírse

— ¿Por qué te da tanto miedo decirme estas cosas?— cuestionó María Elena
— Bueno, dejando a parte que no tenemos una relación cercana desde mas o menos que yo tenía 6 meses de vida.

La señora puso los ojos en blanco pero con una sonrisa por el sarcasmo de su hija.

— Todo lo que sabía de ti es que eras tremendamente conservadora.
— Hija, fui joven en los 70s, nadie fue conservador en esa época.

La mujer se sirvió más vino a ella y a Lía.

— Además, esa es la persona en la que me convertí después de casarme con tu padre.
— Qué mal.
— Sí, bueno, no lo sé, es lo que era correcto hacer en ese tiempo.— dijo — Una podía ser alocada solo de joven y después debía sentar cabeza.

Lía asintió.

— Y yo no quiero que pierdas esta personalidad tan linda que estoy conociendo.— dijo su madre— Pero si espero llegar a verte casada.

Magnolia escupió un poco de su vino blanco.

— ¿Casada?
— ¿Qué tiene de raro?
— ¿Le prestaste atención a mi reciente historial amoroso?— cuestionó Lía— ¿Con quién me caso?, ¿el argentino que se demoró meses en aceptar que le gustaba o el uruguayo al que le gusto pero al mismo tiempo aún piensa en su ex?

La mujer sacudió un poco la cabeza

— Demasiadas palabras extrañas en una sola frase.— comentó— No tiene que ser ninguno de los dos, yo solo decía.

Magnolia tomó un poco de queso que había en la mesa de centro.

— No quiero que te sientas obligada, tampoco
— No para nada, ¿quien se sentiría obligada si el último deseo de su madre moribunda es que su hija se case?
— No estoy moribunda.
— Bueno.
— Pero lo estaré.
— Córtala mamá.

A Magnolia le gustaba esta relación, en la que se decían este tipo de cosas y podían bromear con facilidad.

Y aunque su madre le haya dicho que no había apuro, una parte de ella quería complacer a su mamá.



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sé que está un poco aburrido, pero tranqui que se viene fuerte la cosa.

no se olviden de votar porfis.🥺

el tesoro || agustín pardellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora