Max Verstappen (Peter Pan)
Cuando subo de la tumba, encuentro al Darling en la biblioteca acurrucado en uno de los sillones de cuero junto a la gigantesca ventana circular. Está mirando el cristal mientras la lluvia choca contra él, pero tiene un libro abierto en las manos.
El sol se ha ido, pero es difícil saberlo con seguridad, el cielo está muy cargado y oscuro.
Es una visión tentadora. Como un pájaro salvaje y exótico que quiero capturar y enjaular para que sólo yo pueda oír su canto.
Cuando se da cuenta de que estoy allí, parpadea hacia mí y se mueve en la silla, desplegando las piernas por debajo de el. Sólo lleva un jersey de gran tamaño y las piernas desnudas. Podría deslizar fácilmente mi mano por sus muslos, colarme bajo el jersey, hacer que se retuerza debajo de mí.
Tengo un flashback de lo que le hice anoche y mi polla ansía repetirlo. No me pierdo en un culo o coño tan a menudo. A veces necesito follar sólo para sentir, pero hace tiempo que no follo así.
—Hola —me dice.
Es una palabra tan simple, casual y ligera. Una palabra mortal.
Nadie me saluda. El hola es para los amigos y yo no tengo amigos.
Sólo enemigos y aliados.
E incluso esto último se siente hueco y delgado últimamente.
—Hola.
Me sonríe, lindo niño Darling. Quiero tirarlo al suelo y meterle la polla en la boca, ver cómo le dan arcadas.
No soy un buen hombre. Soy un rey.
Sin embargo, puedo fingir, por ahora.
—¿Qué estás leyendo?
Cierra el libro y lo mira, como si acabara de darse cuenta de que lo tenía.
—Frankenstein.
—Clásico.
—Supongo.
Está leyendo un libro sobre monstruos en una guarida de monstruos.
Qué jodidamente poético.
—Tengo que prepararte para esta noche —le digo y el levanta la vista con interés. No suelo avisar a los Darlings de lo que va a pasar. No sé por qué siento la necesidad de avisarle.
—De acuerdo.
—Mi sombra —digo— Fue una Darling la que se lo llevó.
El frunce el ceño.
—¿Cuál?—Fue hace mucho tiempo. Varias generaciones atrás.
No puedo decir su nombre porque lo he olvidado.
Sólo hay un vacío oscuro donde ella solía existir y todo lo que queda es el sentimiento de ella.
—Los recuerdos de tus antepasados se pueden heredar —le digo—. Enterrados en la sangre. Pero los recuerdos son salvajes y tumultuosos en los niños. Por eso...—Me detengo, suspirando.
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El rey de nunca jamás y los niños perdidos
Fiksi PenggemarCuando el reloj marque las 12, un mito vendrá por mi. Todas vuelven, pero regresan rotas. No hay nadie que se salve de el. No importa que tanto huyas, el encontrará la manera. Mi loca madre no se atreve a decir su nombre, pero en las noches tiene pe...