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Enzo estaba muy intranquilo, se suponía que al día siguiente Alex regresaría de su viaje, pero desde ayer no habia recibido ni una sola noticia de ella y eso lo tenía mal.
Su pollito también parecía sentir que algo no estaba bien con su madre, pues había estado muy callado toda la mañana y siempre miraba para todos lados, como si esperara a que algo pasar o a qué alguien llegara.
Una llamada interrumpió el silencio en el cuarto y en el teléfono del uruguayo se mostraba un número desconocido.
-¿Bueno? -Hablo primero el pelinegro esperando milagrosamente escuchar la voz de su novia al otro lado del teléfono, pero no pasó.
-¿Enzo? -Pregunto una voz masculina.
-Soy yo, ¿quién habla?
-Soy el padre de Juli.
-¿Juli? ¿Ella está bien?
-No, su abuela está mal y necesito que vengas a Italia con Isaac.
Volar a Italia, conocer a la familia de Juli, era lo único que cruzaba la mente de Enzo, pero su novia lo necesitaba y no tenía planeado fallarle.
-Iremos lo más pronto posible -Dijo con mucha seguridad el uruguayo.
Y con esa promesa colgaron y el chico se puso a buscar vuelos lo más rápido posible mientras empacaba ropa suya y de su hijo.
-Papá, ¿qué haces?
-Pollito, vamos a ver a mamá.
-¿En serio?
-Si, cámbiate que nos vamos en un rato.
Y sin más, ambos comenzaron a andar por aquí y por allá corriendo por sus cosas, no sabían cuando tiempo estarían, pero mejor prevenir que lamentar.
Enzo no tuvo que avisarle a su jefe, este le mando mensaje diciendo que se fuera y no se preocupara, después de todo Alex es su sobrina y haría cualquier cosa por ella.
Después de varias horas padre e hijo se encontraban en Italia esperando en el aeropuerto al padre de Alex.
-Papá, el abuelo no te hará nada, deja de mover la pierna.
-¿Vos cómo sabes nene?
-Porque lo conozco, es muy amable, no te hará nada.
Y así fue, el padre de Alex lo saludo muy amable y le hizo saber que ya es parte de la familia con la excusa de que su novia habla mucho de él con su padre.
-Mi madre se puso mal y Juli está muy afectada, Isaac sabe donde esta su habitación, sientete como en casa.
Habían llegado ya a la mansión Bianchi y con mucha pena Enzo entro de la mano de Isaac que lo guiaba emocionado de estar en casa de su bisabuela.
El pequeño a pesar de saber que su familia posiblemente estaba mal, no dejaba que eso lo afectará, su madre ha sido fuerte por él desde antes de su nacimiento, ahora le tocaba a el ser más fuerte por su mamá.
