Capítulo 2

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Sé que he cometido muchas imprudencias. La primera ha sido irme de Blisoo Music de esa manera. Como una puta loca desquiciada. Ahora mismo siento vergüenza pero creo que sigo teniendo mis motivos.

Y la segunda: conducir con la moto bajo la lluvia. Tenía el depósito lleno y para cuando me di cuenta, volvía bajo la tormenta, con el aviso del depósito en rojo y en intermitente. Significaba que llegué a mi casa de puro milagro.

Si digo la verdad, desde que me escapé del universo aparte qué encontré en la discográfica, no he hecho más que dar vueltas sobre mi caballo de dos ruedas y meditar. Meditar sobre lo que me estaba pasando desde que salí de casa para encontrarme con Taehyung. Y cada maldito pensamiento que cruzaba mi mente tenía una banda sonora en mi cabeza: mi canción, con el nuevo ritmo y la fuerza de Lalisa tan clara y arrolladora.

Y no se me va. Ni siquiera ahora, que ya estoy en la seguridad de mi diminuto departamento. Me he dado una ducha, y después de secarme el pelo y ponerme ropa cómoda de estar por casa, sigo tumbada en mi sofá, mirando el techo acristalado de la planta superior.

Con el celular apagado, sí.

Adoro cómo cae la lluvia sobre las ventanas superiores y las cubre como si fueran un río. No es una mansión, pero es precioso . Y puedo decir muy orgullosa que es mío.

Mi abuela me lo había dejado en su herencia. Sé que soy afortunada por eso, porque hoy en día es muy complicado que los padres o los familiares leguen sus propiedades para darlas, más que nada, porque a veces, aún las siguen pagando incluso muertos. Y porque es un regalo que, estando la vida como está, agradezco todos los días.

Pero mi abuela Lou dejó su lugar para mí. Vivo en él desde los diecinueve. Al principio me lo alquiló, porque hicimos un trato entre las dos. Uno de responsabilidad. Entonces, ella ya se lo había alquilado anteriormente a mi primo, que vino a trabajar una temporada larga a Seúl. Mi abuela no estaba para subir y bajar escaleras, y como es un dúplex de ochenta metros, le era incómodo. Así que casi nunca tocaba la buhardilla abierta de arriba.

Por eso se fue a vivir al centro de la ciudad, donde tendría a mis padres de vecinos para encargarse de cualquier cosa que necesitara. Ella era muy autosuficiente, y aunque se lo ofrecieron, nunca quiso vivir con nadie.

Cuando ella me ofreció vivir en el ático, lo hice con la condición de pagarle un alquiler al mes, lo que podía, mientras terminaba la carrera y trabajaba a medio tiempo en una cafetería. Y ella no quería, pero yo insistí mucho. Y así lo hicimos.

El dúplex tiene luz y grandes ventanales por todas partes. En la primera planta hay dos terracitas con espacio para poner una mesita con un par de sillas. En ella hay un baño general, una suite, la cocina americana que conecta con el diáfano salón, que se ve desde la baranda de la segunda planta, donde está mi estudio y una segunda habitación con un baño. Es decir, otra suite.

MY ONLY WISH | JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora