Capitulo 32

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El ambiente ruge aun por la actuación de Lisa. Es un retumbar constante. Y medio de todo, recibo un mensaje de mi primo Ricky. Es una foto. Está en el Ziggo. Y a su lado, rodeándolo y besándole la mejilla hay un hombre en esmoquin que... en serio, es guapísimo... muy rubio, de ojos azules, y hoyuelos. Me adjunta un mensaje en la imagen.

«Es ÉL. El hombre de mi vida. Hoy se casaba, ¿recuerdas? No lo ha hecho. Ha dejado a la novia en el altar, y ha venido a por mí. Estoy tan feliz. Te quiero, prima. Vamos a ganar».

No puede ser. Estoy impresionada. Mi primo tiene su final feliz también. Pobre novia. Pero él... lloro de alegría por él y doy un par de saltitos eufórica.

Pero debo mantenerme calmada. Así que me siento de nuevo.

Lisa está cerca.

Cuando ella llega, entre los aplausos de todos los que quieren darle la mano. Quiero ser igual de diplomática que el resto y le extiendo mi mano, pero ella no se espera mi frialdad, y le da pena. Pero yo estoy temblando como una gelatina y no me sale nada más en este momento.

Me mira de arriba abajo. Sé qué tipo de vestido llevo y cómo me queda. Pero ninguna mirada me ha hecho sentirme como la suya. Pareciera que me esta desnudando y un leve recuerdo invade mi mente haciendo que mis mejillas se vuelvan rojas al instante.

—¿Te gustó? —me pregunta ilusionada y aún respirando agitadamente, cansada por su actuación.

—Muchísimo. No tengo palabras... —contesto emocionada.

Ella asiente e inclina la cabeza a un lado con ese gesto tan característico. Está radiante. Intimidante. Y es magnética. Y yo estoy loca por ella. Pero para ella solo fui un polvo. No me puedo olvidar de eso y mi pecho se enfría con todo el bajón.

—¿Vamos a ganar? —me pregunta como si fuera un oráculo.

—Da igual si no ganamos —contesto forzando una sonrisa porque no quiero que sienta lastima por mi—. Ha sido maravilloso. Todo valió la pena.

—¿Todo?

—Sí. Mi abuela te da las gracias. Y yo también —asiento, pensando sinceramente que este dolor tal vez era necesario para abrirme los ojos y terminar de conocerme a mi mismaꟷ fue bueno coincidir contigo Lalisa. Aunque solo sea por este momento.

Mi voz se corta en la última palabra, porque ella y yo sabemos que es una despedida, es más que obvio.

A ella se le enrojecen los ojos que con la iluminación del lugar parecen más oscuros que de costumbre. Le tiembla la barbilla, y entonces se aparta de mi lado y se sienta entre Jisoo y Rosé, pensativa.

Las votaciones están a punto de cerrar, pero antes salen algunos artistas a cantar.

Si les digo que no sé ni quiénes son y que no les presto atención, me quedo corta. Solo oigo palabras inconexas porque lo único que puedo hacer es mirar a Lisa.

Ella está recibiendo felicitaciones contínuas. De todas las mesas de alrededor. Incluso de los turcos, a los que se les van los ojos por ella.

Y cuando empiezan las votaciones, las cosas van como habían dicho las apuestas.

Japón y Corea van de la mano.

Pero hacía tantas décadas que Corea no sacaba tantos doces y onces seguidos, que cada puntuación es una fiesta en nuestro reservado.

Jisoo se ha vuelto loca y ha empezado a descorchar botellas de champán porque sí. Y Rosé está saltando sobre el mismísimo sofá, y gritándole a Lisa:

MY ONLY WISH | JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora