Lo del atraco no se me olvida. Ni a Lisa tampoco, pero el día está siendo más interesante de lo esperábamos. Ella no parece cansada y la verdad es que yo tampoco lo estoy. Quiero seguir disfrutando del día. Porque es distinto y de una manera, también emocionante y divertido.
—Tú eres un imán de problemas —le digo en broma y ella niega con la cabeza sonriendo como si fuera una diabla.
Estamos a tres minutos del Refugio y sé, por cómo le brillan los ojos a Lisa, que nunca había estado aquí. Estamos en el interior de un edificio donde un increíble jardín tipo terraza se convierte en el corazón armónico de la convivencia entre artistas, socios y vecinos.
Como protagonista principal de este lugar, se erige un árbol de profundas raíces enraizadas y visibles. De él penden farolillos de luz amarilla y lo envuelven lucecitas azules que le dan aspecto al ambiente de cuento de hadas. Y todos los demás que estamos sentados en nuestra mesa, disfrutando de la música y de las charlas animadas de alrededor, somos meros figurantes que queremos aprovecharnos de su fantasía.
La fachada antigua del edificio se asoma al patio como un vecino respetuoso al que le gusta solo escuchar y mirar pero no meterse ni participar en conversaciones ajenas las cuales su silenciosa invitación no cubre.
A Lisa se le van los ojos a un lado y al otro.
—Nunca estuve aquí antes. Y creo que ha sido una falta de respeto no conocer este lugar.
Yo me encojo de hombros.—Debiste haberme conocido antes.
Ella, que está concentrada en las luces del árbol que nos cobija, desvía la mirada hacia mí y dice:
—De eso no hay duda. A las superheroínas hay que tenerlas cerca.
Yo sonrío y el mozo nos trae las cervezas que ella ha pedido. La mía una clara.
Lisa y yo brindamos.
—Por nosotras
Alza su botella y yo mi copa y brindamos. Bebe y cierra los ojos disfrutando del sabor.
—Me encantaría verte dar clase algún día —murmura—. ¿Les enseñas a sacar ojos con el triángulo o a usar las flautas como bate?
Me atraganto con la cerveza y me limpio los labios con una servilleta de papel.
—No. Mis alumnos pueden matar a alguien cantando. No les hace falta aprender a usar ningún instrumento para matar a nadie.
Ella deja caer el cuello hacia atrás y suelta una carcajada. Sigue con sus lentes y su moño que se ha vuelto a armar. Y yo sigo considerando insólito el hecho de que nadie la mire.
—¿Tan mal cantan?
—No todos. Hay alguno con una voz muy especial. Hay uno, Rohal, que es como James Arthur. Pero a veces se animan más de la cuenta y bueno... — suspiro—. Es un poco caótico. A veces juego con ellos. Y cuando tenemos que hacer cánons, me pongo unos auriculares de obra rojos para no oír nada. Y ellos se ríen mucho. No puedo enseñarles a afinar, para eso necesitan una profesora particular. Pero yo hago lo que puedo.
—Aun así, me parece maravilloso lo que haces. Eres muy joven para ser profesora.
—Y tú para ser una estrella mundial. Tienes dos años menos que yo.
—Uno.
—¿Uno? No.
—Sí. Hoy cumplo veinticinco.
Eso me deja fría por completo. ¿Hoy es su cumpleaños? ¿En serio?
No puede ser... —No.
—Sí.
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MY ONLY WISH | JENLISA
FanfictionUna cantante desconfiada, una compositora confundida y una canción que las llevará a conocerse muy profundamente. Esta historia las llevará a amar y a odiar a Lisa y Jennie mientras se descubren mutuamente en una trama divertida, dramática y un poqu...