Capitulo 19

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Las veo de lejos, antes de llegar a nuestra mesa. Lisa y Sorn hablan entre ellas sentadas en sus lugares. La Abeja reina parece un tanto apagada, como si no le interesara demasiado lo que Sorn le cuenta.

Recojo a Ricky, que está hablando con dos chicas... y veo que es un dueto de cantantes femenino bastante popular. Lo han reconocido por las redes, porque lo siguen. Y les gusta mucho tener sus referencias a la hora de hospedarse en algún hotel. Mi Ricky es un rompecorazones al cuadrado. Porque los rompe dos veces: cuando se enamoran de él y cuando se enteran de que es gay.

Se lo presento a Rosé, y la jefa queda encantada, como era de esperar.

Los tres juntos caminamos hasta la mesa, y yo la veo como si fuera una guillotina. Ana Bolena directa a que le corten la cabeza.

Rosé le da con el dedo en el hombro a Lisa, y las interrumpe. Pero se levantan las dos. La pelirroja va con un vestido amarillo, y Lisa con un enterizo negro que remarca su espectacular figura como si se lo hubieran pintado sobre la piel.

Cuando se dan media vuelta es como si un rayo las alumbrara desde atrás y se movieran a cámara lenta. Vaya duo. Hacen muy buena pareja e intimidan. En esas décimas de segundo podría analizarlas mucho más, pero el rostro de Lisa y la expresión con la que me recibe se encarga de que me sienta aún más incómoda de lo que estoy.

Lo único que se mueve en su cara es el brillo de sus ojos avellana. Hasta que localiza a Ricky, y entonces sus facciones se convierten en granito.

Es una ola de frío del Norte. ¿Y Saben qué? Me importa un comino, porque el recibimiento inicial tampoco es que haya sido muy cálido.

-A Lisa ya la conoces -dice Rosé.

-Sí -digo seria.

-Ella es Sorn. Sorn, ella es Jennie.

-Ah, ya -suelta la individua.

«¿Ah, ya?». Sorn hace un ademán principesco con la mano, como si esperase que le besaran el dorso. Yo se la cojo como un paleta y le doy un apretón sin gracia ni ganas.

Pero soy muy educada y quiero demostrarme a mí misma que estoy por encima de esto y que lo de Lisa es solo un estado de ánimo pasajero.

-Hola -me dice Sorn.

-Hola -contesto yo.

-Y este ejemplar es Ricky -Rosé me guiña un ojo-. Un amiguito de Jennie.

Ricky sonríe a las dos estrellas y les da la mano con el mismo estilo que yo.

-Hola, encantada -lo saluda Lisa educadamente.

Y entonces yo decido hacer algo. Por mi salud mental. Porque ver a Lisa me pone muy mal de los nervios, y me demuestra que sí siento cosas. Cosas extrañas a las que no me atrevo a poner nombre. La atracción se puede sobrellevar. Pero lo que cruce esa línea, me puede desestabilizar y no estoy lista. Además, creo que le hago un favor comportándome así.

Está claro que soy un estorbo para ella. Así que me prometo que en toda la noche no la voy a mirar ni una vez.

Me concentro en Ricky, y mi primo, que me lee a las mil maravillas, me va a seguir el juego.
Me retira la silla como un caballero y cuando me acerca a la mesa me dice:

-¿Estás bien, nena?

Carraspeo porque tengo ganas de reírme por cómo me llama. Es tan poco serio esto que estamos haciendo. Pero quiero distraerme.

-Sí, guapo -le contesto mirándolo con adoración.

-Ricky -apunta Rosé totalmente repuesta de las arcadas-. ¿No tendrás por ahí a un hermano gemelo?

MY ONLY WISH | JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora