Capítulo 15

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Estoy picada, no hay más. No voy a dar más explicaciones.

El salón está a reventar. La gente no deja de entrar y salir en la caja esa del futuro. Entran en grupo, de uno en uno, en parejas... Creo que hace muchísimo tiempo no me reía tanto. Necesitaba una fiesta así entre chicas.

Lisa hace que suelte muchas carcajadas. Sus comentarios, su sentido del humor sarcástico y fino me divierten mucho. Y después está Irene que suelta barbaridades, cuando se acerca a beber con nosotras y a bailar. Aunque no está tanto tiempo como quisiera, porque ella en realidad está trabajando.

Y bailar... había olvidado que me encanta bailar. No bailes de salón ni coreografías. Eso me gusta verlo. Porque me quedo noqueada cuando hay una pareja que baile bien, es arte puro. Pero, lo que me gusta a mí es mover el cuerpo como siento, al ritmo de la música y sacudirme como me salga del alma. Es como si mi corazón volara libre y sin prejuicios. Y tengo una alegría de vivir esta noche que me revitaliza y lo relativiza todo, al mismo tiempo.

Son dos palabras que suenan muy parecidas pero que significan cosas tan distintas.

Los hombres que hay en la discoteca van a lo suyo, y si alguno me mira, yo le sigo el juego. He bailado con bastantes, porque sí. Ya sé que Los chicos cuando bailan contigo acaban queriéndote invitar a una copa y pedirte el teléfono. Pero no estoy para esas cosas. Así que tengo una táctica. Me dan ellos el teléfono y les digo que llamaré. Como en una entrevista de trabajo. Además, mañana no me acordaré de ninguno. Si ni siquiera habré escrito bien el nombre.

Lisa no deja de mirarme y de reírse. Ella baila muy bien. Y ha bailado también con muchos tipos que no saben ni quién es, pero lo cierto es que no es tan cordial como yo. A mí me cuesta ser antipática. Ella, si ve que la mano intenta bajar más allá de la cadera hasta el inicio de la nalga, los para enseguida y saca el aguijón. Yo sonrío y les digo adiós.

Se ha soltado el pelo y su cabello se mueve al ritmo de la música. Es que... es imposible no mirarla. Se mueve de un modo que ella misma parece música. Y, en realidad, lo es. Lisa es música. Es una Reina.

Me encanta la canción que suena ahora. Kiss and Make Up de Dua Lipa.

Ahora me está mirando. Sonríe mientras mordisquea la pajilla de su cóctel. Mueve su dedo índice y me invita a acercarme a ella.
Yo lo hago al ritmo de la música. Ella le da el su vaso al chico que no puede apartar su vista de encima, y el otro lo toma encantado.

—¿Quieres hacer tonterías? —me pregunta con una risa malévola.

Se pega a mí y cuela una de sus piernas entre las mías. Me sujeta por las caderas. Y como si nos hubiésemos puesto de acuerdo, empezamos a movernos mecidas al mismo ritmo. Al de la canción. Y me veo dejándome llevar y disfrutando de este baile con ella.

Creo que Lisa exuda sensualidad y sexualidad por todos los costados. Es algo innato en ella. Y sus ganas de fiesta y de divertirse también se me pegan. Así que acabamos las dos haciendo un numero semilésbico y público que provoca un pequeño coro improvisado.

Ella se pega a mi espalda y se agacha conmigo. Se parte de la risa y a mí, que no me hace falta nada para que una carcajada se me contagie, acabo riéndome mientras echo una de mis manos hacia atrás y le hundo los dedos en su larguísima melena. Tiene el pelo abundante y suave. Su cara está tan cerca que sé que estoy contemplando un lienzo muy perfecto. Y sus labios son rellenitos. Sí, también tiene una boca preciosa.

No sé qué me sucede. Sé que sentirse atraída por la estética de una persona es solo atracción estética, nada más. Eso no sugiere deseo sexual. A mí esas cosas no me confunden. Irene sí se deja llevar por esas cosas por eso lleva su atracción estética a más, y se acaba tirando a todos los que quiere.

MY ONLY WISH | JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora