Capítulo 17

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Tres días después del beso en la cápsula del tiempo

Relativizar: «Conceder a algo un valor o una importancia menor». Sé que sería capaz de hacerlo si no me reventaran las noticias que estoy viendo y que ya han pasado a papel en las revistas rosas. Y me pone muy nerviosa.
Porque no lo entiendo ni pertenezco a ese mundo.

Pero ya son muchos los que me han llamado. Mi padre, mi madre, Irene, Bambam, incluso mi primo Ricky que ya ha vuelto de su último viaje, se han hecho eco de los chismes, y ellos que me conocen bien, sí me identifican en esas fotos de redes. Taehyung no deja de escribirme y de preguntarme al respecto. Y yo la verdad es que lo ignoro de maravilla.

Pero a los demás, sí les he tenido que aclarar varios puntos: el primero, que fue un intento de asalto y que tenían una navaja no una libretita. El segundo, que Lisa no iba borracha. Y el tercero, que fue ella quien me besó. No nos estábamos besando, ahí al menos no.

Sigo medianamente a salvo. Al menos los paparazzis no saben dónde vivo y no hay una multitud en mi puerta.

Tengo la cabeza hecha un lío. No sé dónde me estoy metiendo. Ni siquiera sé cómo me siento respecto a ella. Yo creí que estaba jugando como ella, que no corría ningún peligro. Pero no sé... cuando una juega, lo disfruta y es momentáneo. No se está pensando continuamente en esa persona como me pasa a mí con la Lalisa. Y ya que ha sido ella la que me está volando la cabeza, quiero que me aclare las cosas un poco. Y ahí viene el punto que más me indigna. Lo que peor me sabe es que he intentado hablar con Lisa todos estos días, y no ha dado señales de vida, pero ni siquiera en el grupo de «Festivas».

Rosé está en Macao con ella. Sé lo que están haciendo. Incluso la he escuchado en algunas entrevistas en radio y la he visto en televisión. Y cuando la veo me pongo enferma en el buen sentido y en el malo. Me pongo contenta por verla, pero se me hace un nudo en el estómago.

Mira a través de la pantalla y parece que la tengo ahí en frente y que me mira a mí. Pero al mismo tiempo, siento las brasas de la ira quemándome y me arde la punta de la lengua por todo lo que quiero decirle y no le digo.
Porque ella no me lo permite. Está ignorándome olímpicamente y es muy frustrante.

Ojeo con melancolía el ejemplar del libro que me regaló. Hoy es miércoles y ya he salido de la escuela, y estoy en el sofá de mi casa, tocando las tapas con los dedos y recordando muchas cosas. Como una loser total. El modo en que recitó de memoria la poesía que más me gusta del mundo mundial, las risas que compartimos, la abeja de Pandora que cuelga de mi pulsera... El maldito beso que no puedo borrar de mi memoria.

En realidad, nos medio enrollamos. O eso quiero valorar, claro. Besos con lengua, toqueteos y presiones entre las piernas con cualquier parte del cuerpo creo que es considerado rollo.

Resoplo y miro al techo porque estoy muy extraviada.

Me gustan los hombres. Me encantan. Nunca me habia enrollado con una mujer. Ni siquiera habis sentido deseos de hacerlo. Por mucho que me hayan coqueteado, que sé que me ha pasado y me he hecho la loca porque nunca he estado interesada. Pero esta chica que se ha cruzado en mi camino, con todo ese aura que desprende y con el modo en que me mira, que parece que yo sea un enchufe y ella un interruptor... Está haciendo que camine por una cuerda como un trapecista sin red.

Necesito hablar con mi primo Ricky, con urgencia. De hecho, tiene que estar a punto de  llegar ya. Miro el reloj. Son las seis y media de la tarde.

En realidad, necesito hablar con cualquiera que pueda darme algún consejo y me ayude a aclararme. Porque lo cierto es que estoy muerta de miedo ahora mismo, porque creía tener muy claro mis preferencias y nunca había dudado.

MY ONLY WISH | JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora