♚Ꭼꮮ ꮮꭼꮐꭺꭰꮻ ꭰꭼ ꮜɴ Ꭺꮮᏼꭼꭱꮖꮯꮋ𓃠 [Genshin Impact]✿[Luckae]

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Mondstadt, la desolación se cernía como un manto oscuro sobre las calles empedradas, ahora cubiertas de escombros y cenizas. La luz del sol apenas lograba filtrarse entre las nubes de humo, creando un paisaje desolado y sombrío.

Jean lideraba la defensa desde el frente, con su mirada determinada y sus labios apretados. Cada músculo tenso, cada movimiento calculado, mostraba su compromiso inquebrantable con la protección de su hogar. A su lado, la mayor, Lisa, con su cabello castaño atado, lanzaba sus rayos eléctricos con gracia y destreza.

La pareja de lesbianas peleaba lado a lado contra los invasores con valentía. Cada estallido de energía elemental iluminaba el lugar, arrojando destellos de luz.

— ¡Mierda, son demasiados!— Gritó La castaña, retrocediendo exhausta y respirando con dificultad. La rubia se percató de eso y corrió hacia su novia.

— ¡Lisa, vamos!— La tomó de los hombros, las ropas de ambas estaban rasgadas y tenían varias heridas abiertas.— ¡¡Lisa, levántate!!

Al mirar al frente, ambas mujeres se dieron cuenta que un par de fatuis, uno con un pistola pyro y el otro con un cañón de cryo, se estaban aproximando. Mientras el de pistola recargaba sus balas, el gordinflón de al lado se preparaba para rociar su escarcha sobre ellas.

La rubia y la castaña se vieron por última vez. Se abrazaron y cerraron los ojos, ya habían peleado demasiado, habían dado todo de sí. Estaban cansadas. Muy cansadas.

Cerraron los ojos, esperando el impacto, el cual nunca llegó.

Al contrario, una gran ráfaga de viento se hizo presente en su lugar, una gran ráfaga detrás suyo que hizo que sus cabellos se elevaran y cubrieran su rostro, impidiendo que vieran que en frente suyo los Fatui habían salido volando.

Al sacar un par de sus mechones de su rostro, volvieron a abrir los ojos lentamente y vieron detrás suyo, percatándose que el que provocó aquel gran viento, fue Venti.

— ¡¿Están bien las dos?!— Exclamó asustado el de trenzas, antes de que ambas adultas pudieran reaccionar, el arconte ya había corrido hacia ellas.— ¡Arriba, este no es lugar para morir!— Rodeó el brazo de Lisa alrededor de su cuello, sosteniéndola con fuerza para ayudarla a mantenerse en pie y sin despegar su mirada de la rubia.— Jean, mantén la guardia alta y sigue adelante.— Le indicó.

La mayor asintió, preocupada por el estado de su novia.

— ¿Cuándo terminará toda esta pesadilla?— Preguntó con voz entrecortada y con su frágil mirada buscando respuestas en los ojos del joven de baja estatura.

— La oscuridad nunca termina, Jean.— Respondió con solemnidad.— Sólo se desplaza de un lugar a otro, esperando su momento para regresar.— La de ojos claros estaba a punto de dejar caer su mirada hacia el suelo, hasta que escuchó la suave risa de su Arconte.— Pero mientras haya luz, siempre habrá esperanza.