CAPÍTULO 6:UNA COMPLICIDAD SUTÍL (3° PARTE)

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-"Como les venía relatando; fuí y continúe mi camino a casa, ya se me habían quitado mis ganas de llorar, a causa de toda la mofa que mis compañeros hicieron conmigo, y decidí olvidar todo lo que pasó; y mientras hacía eso al caminar, empecé a sentir nuevamente ese dolor de cabeza, como ocurrió hace unos minutos antes de salir de la escuela, pero esta vez, ese dolor de cabeza era mucho más fuerte; sí, sentí como si un par de tornillos largos, gigantes, gruesos y puntiagudos traspasaran mis dos entradas y perforaran mi cerebro; el dolor era tal, que sentía que iba a explotar; mas ese dolor pronto se disipó y sentí como si nada hubiera pasado y continúe mi camino; pero en medio del camino, me sentí muy mal, me sentí mareado, y al estar así, se me vino a la mente todas las cochinadas que decían mis compañeros con para confundirme y perjudicarme; en esos momentos, quería vomitar, pero no podía, porque no habían botes de basura en la calle donde iba, hasta que después de unos cuantos metros, llegué a casa y toqué la puerta (Que bueno que aguanté las ganas de vomitar hasta llegar a casa), y mi mamá me abrió la puerta, y al verme, se sorprendió:

-¡Hijo! -respondió sorprendida la señora Tlapale al verlo muy mal-¡Qué tienes! ¿Por qué vienes todo pálido? ¡Estás bien!

-¡No! -contestó Isaí estando mal-¡No me siento bien, mamá!

"Y después de haber dicho esas palabras, no pude aguantar más e inmediatamente entré a la casa, tiré mi mochila en el suelo de la sala de estar, entré al baño y empecé a vomitar dentro del inodoro; sí, tosí mucho y vomité todo lo que tenía que sacar, tenía muchas nauseas, era lo peor que experimenté en ese momento; y mi mamá, al percatarse de los ruidos que hice al vomitar, tocó la puerta del baño y preguntó:

-¿Todo bien, Hijo? -

-¡No!, bueno, ya terminé de sacar todo, ¡Pero, aun así, me siento mal, mamá! -dijo Isaí desde el baño; y seguido de eso, jala la palanca del inodoro.

"Y después de jalarle al inodoro, me enjuagué la boca y escupí para estar limpio, y abrí la puerta del baño, y mi mamá estuvo de pie allí, y al salir, me hablo nuevamente:

-¡Qué paso hijo! -dijo ella sorprendida-¿Porqué vomitaste? ¿Te hizo daño la comida de la escuela?

-¡No, mamá! -dijo Isaí explicando cómo fueron las cosas-Es que de repente, mientras caminaba, me empezó a doler bien feo la cabeza, y seguido de eso, me sentí mareado, me dio náuseas y por eso me aguanté las ganas de vomitar por que no había botes de basura en la calle por donde yo caminé hasta llegar aquí.

-¡Esto no es normal, Isaí! -dijo la señora Tlapale-Si no te hizo daño la comida en la escuela, entonces, ¿Por qué de repente te sentiste así? ¡Eso nunca antes te había pasado!

-¡Esta bien mamá! -contesto Isaí-¡Te contare la razón del porqué de repente me sentí mal!

"Fui y le conté a mi mamá todo lo que ocurrió desde el principio, y le platiqué con más detalle acerca de esos dos vulgares y de todas las cosas degradantes que me metieron en la cabeza, diciéndole también que trate de ignorarlos y de olvidarme de esas cosas, pero esas cosas se me venían a la mente sin previo aviso, y le expliqué que ésa fue la causa de mi malestar, y mi mamá me comprendió, y a la vez, me prohibió juntarme con ellos, y le hice caso (Ya lo había hecho antes de que me aconsejara eso). Después de esta plática, me fuí a mi cuarto, me bañé y me puse ropa cómoda para estar fresco en esta temporada de calor, hice mis tareas y me fuí a la sala de estar para ver la tele y descansar un ratito; después de unas horas, terminó ese día y me fuí a dormir."

"Al día siguiente, amanecí muy mal, y no me levantaba para ir a la escuela, y mi mamá al verme así, me dijo que me quedara reposando, y ella fue a la escuela para mandar mi justificante al director de la misma, a fin de que toda la escuela sepan del porqué de mi ausencia, y mi mamá entro a la dirección e hizo lo mencionado, en ese momento en que el director atendía a mi mamá, el aparentaba estar calmado al verla, y después de todo el asunto, mi mamá se retiró de allí, y una vez fuera ella, el director se puso a leer el justificante de mi mamá por mi ausencia, y después de eso, pensó:

𝘌𝘓 𝘏𝘌́𝘙𝘖𝘌 𝘋𝘌𝘓 𝘈𝘚𝘗𝘌𝘙𝘎𝘌𝘙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora