CAPÍTULO 10:LA DECISIÓN DEFINITIVA

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Han pasado más de una semana desde que Isaí Tlapale se graduó de la preparatoria; durante ese periodo de tiempo, a pesar de que ya no ha vuelto a ver a sus excompañeros de la escuela ni tampoco hacer mención de ellos, aun le afectó muchísimo la forma en que lo trataron, así como también todas las cosas malas que le dijeron ellos, de tal forma que inconscientemente absorbió todas estas cosas; sí, fue tal que le ocasionó un gran trauma, y empezó a sentir muchísimo miedo,se sintió más inseguro de lo normal y se desanimaba mucho, tanto así que no quería salir en el exterior para enfrentar al mundo ni saber nada de ello, y hasta llego a ser muy apático con la vida misma, sí, sintió que todo lo que le decían ellos acerca de él eran la pura verdad, y por esa razón hasta llego a odiarse a sí mismo, pues pensó que la vida misma lo atormentaba y lo torturaba a su antojo por ser como es y por haber nacido en esa condición, y como tal, merecía recibir esos tratos de ser humillado, discriminado, denigrado, marginado, incomprendido, tratado con mucha indiferencia y desdén como basura, así como también el no tener ningún derecho de enamorarse de alguien en especial ni casarse ni tener hijos ni ser feliz con la chica de sus sueños y futura esposa.

Entonces; en ese día miércoles 8 de julio del 2020 en el tiempo actual, Melquisedec, su padre, llegó temprano de su trabajo a casa, Hulda, su madre, lo recibió abriéndole la puerta, y le platicó de algo en específico:

—Querida, ¡Mira esto! —dijo el señor Tlapale, mostrándole algo en la pantalla de su celular

—¡¿Qué es, querido?!—preguntó la señora Tlapale

—¡Una escuela de japonés en línea! —dijo el señor Tlapale—¡La escuela se encuentra en Monterrey; además, el costo de la colegiatura empieza con $922 en el primer mes, y al concluir el primer mes, en el siguiente mes, el pago se vuelve fijo y sin variación con $1196, estoy seguro que a nuestro hijo le va a gustar eso!

—¡Eso sin duda! —dijo la señora Tlapale —¡Hagámoslo saber eso, querido!

—¡Sí, querida! —respondió el señor Tlapale; y seguido, llama su hijo desde el cuarto —¡Isaí! ¡Isaí!

Y en eso Isaí, desde su cuarto responde a su llamado:

—¡Sí papá! ¡Qué paso! —contesto el

—¡Ven Hijo, Por favor! —dijo el señor Tlapale —¡Te tenemos una sorpresa para tí!

E Isaí va a donde están sus padres en la sala de estar, una vez allí, su padre le hizo saber la noticia:

—¡Mira, Hijo! —añadió su padre al mostrarle la pantalla de su celular—¡Me encontré un anuncio de una escuela de japonés en línea, hijo! ¡Está muy barato la inscripción! ¿Te gusta hijo? —y seguido, Isaí echa un vistazo al anuncio de esa escuela

—¡Sí, papá! —dijo Isaí con un tono desganado—¡Qué interesante!

—¡Te inscribimos o no, hijo! —añadió el señor Tlapale

—Pues...—respondió Isaí vacilando—¡No lo sé papá! ¡En serio no sé!

Y sus padres lo vieron muy serio y sin ninguna emoción, con la cara toda larga y desalentada:

—¡Hijo, qué pasa! —dijo la señora Tlapale preocupada

—¿Qué tienes hijo? —preguntó el señor Tlapale —¡¿Te sientes enfermo?!

𝘌𝘓 𝘏𝘌́𝘙𝘖𝘌 𝘋𝘌𝘓 𝘈𝘚𝘗𝘌𝘙𝘎𝘌𝘙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora