1. Es posible que tenga muchos saltos en el tiempo porque temo que el libro tenga muchos capítulos y se aburran.
2. No pretendo apoyar u ofender a nadie, no estoy de ningun lado. Sólo escribo por y para ustedes, mi único método es investigar para hacerlo genuino.
3. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, exceptuando algunos que otros pequeños datos.
La noche fresca, destilando su negrura en compañía del frío atroz, golpeando las hojas de los árboles cómo si no tuvieran problemas de romperlas. El vidrio empañado demostraba que el calor hogareño era un perfecto refugio para los corazones solitarios, quizás heridos. Pero a través de las pequeñas gotas de agua cayendo del cielo, se veían reflejadas las luces de los rayos en las nubes grises.
No era un típico día soleado en la que te nacían las ganas de caminar, porque ninguna persona salía de su refugio después de la inundación, nadie más que sólo personas buscando la manera de llegar a sus trabajo, universidades o simplemente la secundaria. Era posible que aquello fuera un acto de idiotez, pero el trabajo era necesario durante esa etapa de dureza en la economía, y los estudios eran muy importantes para un futuro cercano que los jóvenes tendrían.
—¿Vas a comer? —preguntó Karina, hermana de Javier.
—Después —respondió Javier, limpiando sus anteojos mientras cerraba los ojos
—Te dejo la comida en el horno, acordate de comer —insistió—. No podes estar con tus galletitas todo el día.
—Ya sé —contestó, tallando sus párpados esperando que eso pudiera calmar su fatiga—. Voy a comer después.
Karina suspiró de una manera lenta, posiblemente deseando que a través de lo expulsado se escaparan sus ganas de regañarlo. Pero miró a su exhausto hermano escribiendo sobre un papel, y tecleando en su computadora con lentitud como si ese trabajo fuera su unica manera de seguir con su vida, idéntico a una distracción en la que encontraría beneficio sin importar el daño físico o mental.
—Bueno —dijo luego de un largo silencio—. Ojo con Myriam, me está metiendo en lo que no me incumbe.
—¿Ahora qué te dijo? —preguntó impasible, clavando su fija mirada en la brillante pantalla de la computadora.
—No sé, me escribió por privado pero no revisé su mensaje —confesó, pegándole un manotazo a su hermano por comer otra galletita—. Dejá de comer eso.
—Te sigue molestando y me avisas —ordenó, sobando su mano golpeada antes de limpiar las migajas sobre la mesa—. Un insulto, una amenaza, cualquier cosa.
Atentar en contra de Karina era como meterse directamente con la única debilidad que tenía Javier. Su hermana fue el único pilar que lo sostuvo antes de derrumbarse, como un viejo edificio deteriorándose a través de los años, y Myriam lo sabía. Era su manera más rápida de provocarlo, de ocasionar el estallido que ansiaba presenciar antes de vociferar el peligro que Javier significa para el país.
Durante la tormenta, las personas refugiadas debajo de un techo estable y eran acompañados de un calor reconfortante, eran incapaces de sentir el dolor que muchos estaban atravesando. Imaginando que sus vidas giraban en torno a ellos sin imaginarse que muchas familias dormían con el agua a sus pies, usaban la ropa mojada y guardaban los pocos suministro antes de que la lluvia los desapareciera como alma que se lleva el viento.
Y aunque la manera más positiva de sobrellevarlo era reírse de la situación, los truenos recordaban que en las noches pronto volverían a soltar lágrimas por lo perdido. Unos lamentos que se alzaban en lo alto esperando alguna señal, algún milagro o una ayuda humanitaria que jamás llegaba.
Luego un rayo, que caía en la tierra después de destrozar el único árbol que parecía ser fuerte, quemándose por dentro a pesar de que la lluvia en lamentos intentaba socorrerlo. Le siguió otro rayo, acompañado de un trueno más sonoro que el anterior, alumbrando los cielos como si el sol estuviera dando su mayor esfuerzo para alumbrar, y finalmente cayó el último rayo. El sonido fue devastador y la fuerza del viento era tan despiadada como las agua del mar.
Y cuando toda la provincia se oscureció, fue como sentir el suspiro de la muerte en la nuca, nadie estaba dormido pero la sensación era como estarlo. Las velas se apagaban y las luces no prendían, y aunque Javier procuraba escuchar un sonido no podía oír nada más que las gotas de lluvia chocar de forma violenta contra su ventana. La sensación de desorientación ocasionó un desespero para el presidente que a gritos llamaba a su hermana, pero no obtenía respuesta.
Él intuyó que algo no andaba bien, el ambiente se sintió extraño y el silencio deseaba explicarle lo peligroso que podría resultar una tormenta.
Por la mañana, el sol acarició las mejillas de Myriam cómo si el calor le diera la bienvenida a un nuevo día. Pero sus ojos cansados observaron su habitación de manera lenta, buscando con rapidez la razón de sus dolores musculares. Oyó a su lado el sonido de una reconocida vibración y retiró su mirada de la ventana antes de observar la alarma que su celular indicaba.
La hora no sobrepasaba más allá de las siete de la mañana, pero el frío repentino luego de liberarse de las mantas le recordaron que era momento de volver a dormir, pero a pesar de la insistencia de la tentación se negó a cerrar los ojos. Y cuando su desayuno estaba en proceso los curiosos ojos de Myriam viajaban a través de su ventana, buscaban algún resultado negativo que la tormenta pudo dejar durante la noche, sin embargo, no encontró nada más que un espléndido día y las calles sumamente secas como el desierto; ninguna gota de agua sobre la vereda o las calles.
—¿Kari? —llamó Javier, levantándose de la silla luego de despertar con desorientación.
El silencio en el lugar fue desconcertante, más que los truenos en la noche o la oscuridad que por un momento lo atrapó entre sus brazos oscuros. Y cuando creyó que nada malo había ocurrido, observó su computadora totalmente deteriorada en el suelo, con las teclas totalmente derretidas y la pantalla destrozada.
—No —susurró, echando su revoltoso cabello para atrás—. Tch.
La computadora derretida no era problema, tenía la oportunidad y capacidad de obtener alguna de remplazo, pero los datos que alguna vez escribió se desvanecieron entre los borradores. Tenía la solución en sus manos y de un momento a otro caían a través de sus dedos como el agua, pero a pesar de encontrar lo negativo en su día fijó su mirada celeste en el cielo azul, en la que sólo unas cuantas nubes podían verse y aún así no le resultaba acogedor; había algo extraño en el ambiente.
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En esta no, pero en otra sí | Milei x Bregman
Random(Javier Milei y Myriam Bregman): Un presidente y una diputada, enseñando su odio mutuo ante los medios como una tarea rutinaria, sin embargo, durante una noche de tormenta, un suceso inexplicable pasará. Un posible viaje a través de otro universo, v...