Entender el sentimiento resultaba un acto complejo, casi como intentar respirar bajo el agua; por más que buscara explicaciones, las palabras vacías no lograban describir el dolor. Javier percibió cómo su cuerpo comenzaba a temblar, inundado por la rabia, la tristeza o tal vez el dolor, pero estaba seguro de que no deseaba verla. Aunque escuchaba las incoherencias que ella mencionaba, su mente se negaba a prestarles atención, transportándolo a aquel efímero momento en el que se sintió como un loco enamorado; el desenlace fue decepcionante.
—Lo tuve que cambiar —repitió Myriam—, no me arrepiento de nada, en serio te digo, de nada.
Javier se apartó bruscamente de la mesa y comenzó a dar vueltas en círculo, mientras se masajeaba el rostro, visiblemente agobiado por el dolor y el estrés que lo consumían lentamente. Buscó ansiosamente una forma de relajar su cuerpo tembloroso, pero los resultados fueron nulos. Respiró hondo repetidas veces en un intento por calmar los intensos latidos de su herido corazón, mientras Myriam lo observaba en silencio, como si presenciara a un alma atormentada por el amor.
—Yo intenté no besarte, fue culpa tuya seguir como si no te importara las consecuencias —mencionó—. Seguro mañana el pueblo te va a obligar a que des tu explicación acompañado con las disculpas, encárgate de eso.
—¡Andate a la reconcha de tu hermana, hija de puta! —gritó Javier; disfórico y con la nariz fruncida—, ¡Sos una rata, peste de porquería!
A pesar de que sus insultos escapaban de sus labios, parecían desvanecerse en el aire mientras Myriam simplemente retrocedía y se alejaba, como si nada le importara. Regresó a la silla y se dejó caer, vencido por el dolor en el pecho. Con la garganta ardiendo por los gritos que había soltado, contuvo con recelo sus lágrimas y se aferró desesperado a su cabeza. En ese momento se sentía vulnerable, como un niño perdido en el bosque, herido por una traición tan dolorosa.
«¿Qué te hice?», se preguntó el mandatario. Sus labios comenzaron a temblar mientras el dolor aumentaba, obligándolo a posar una mano en su pecho en un intento por calmarse. Susurró el nombre de su hermana en busca de consuelo, pero al no encontrarlo, se culpó por todo lo sucedido. Reconoció que había actuado de manera poco profesional y que, como consecuencia, el pueblo entero se vio afectado, incluyéndolo a él.
Y casi como si el tiempo conspirara en su contra, pronto llegó el anochecer. Los rumores se esparcieron como aves en libertad y su reputación se desplomó de inmediato. A pesar de los esfuerzos de sus leales seguidores por defenderlo, pronto se dieron cuenta de que era una batalla perdida. Javier intentó exponer la verdad, pero, a pesar de sus esfuerzos, no pudo admitir que también era culpable por permitir que lo engañaran. A pesar de sus intentos, nadie creyó en sus palabras, lo que llevó a su hermana a prácticamente obligarlo a abandonar las redes sociales debido a las amenazas e insultos que recibía.
—¿Fue Myriam, no? —preguntó Karina, dejando una taza de café frente a él—. Decime la verdad porque todos me dijeron que le gritaste.
—Fue mi culpa —susurró, perdido en sus pensamientos—, yo dejé que pasara.
—Dejá de decir boludeces —regañó—. La culpable es ella por jugar así con vos. ¿Qué quiso conseguir con todo esto? ¿Por qué tanto odio de la nada?
—No tengo ganas de tomar ni comer nada, estoy cansado —informó, se puso de pie y caminó—, quiero dormir un rato.
—Javi —llamó Karina, ella se acercó a él y lo abrazó con cariño—. No fue tu culpa, déjalo así.
Las palabras de su hermana lo herían profundamente, como gotas de alcohol en una herida abierta, tan dolorosas que sus lágrimas afloraron para manifestarlo. Escondió su rostro en el hombro de Karina y tembló entre sus brazos, como un niño pequeño buscando consuelo en el regazo materno. Sollozó en silencio mientras su hermana le brindaba palabras reconfortantes, tan eficaces como las recordaba siempre.
—Todo va a ir bien, vas a ver que sí —consoló Karina—, te prometo que este incidente no va a afectar a nuestro país, yo misma me voy a encargar de que no pase.
Al inhalar y exhalar, Javier dejó escapar todas sus preocupaciones con su aliento, calmado por las palabras de su hermana y el reconfortante abrazo. Una vez serenado, se separó del abrazo y dedicó una leve sonrisa a Karina antes de retirarse a su habitación. Esa noche, durmió más de lo planeado y permitió que sus pensamientos ya no lo perturbaran, sabiendo que al día siguiente le esperaba una jornada dura y completa. Mientras el presidente descansaba, Karina se ocupó de responder todos los mensajes que Javier tenía prohibido leer. Luego, eliminó todas las amenazas para evitar que su hermano tuviera algún inconveniente. Justo antes de terminar, notó que el celular de su hermano vibraba, indicando que alguien lo llamaba.
—¿Qué querés? —contestó Karina, pegando el celular a su oído—, y espero que sea importante, Myriam.
—Pásame un rato con Javier —pidió Myriam—, es importante, por favor.
—Se fue a dormir —informó ariscamente—. Déjalo en paz, ¿qué más querés de él? ¿Qué más le vas a hacer? Lo traicionaste, jamás creí que vos serías capaz de algo así porque no sólo manchaste su reputación, también lo lastimaste.
—Karina escúchame, necesito explicarle la razón —suplicó impacientada—, sólo quiero hablar un rato, un rato nada más.
—Decime a mí que después le cuento —sugirió Karina—, si tan importante es entonces se lo hago saber.
Un silencio tenso se prolongó a través de la llamada, perturbando a la hermana del mandatario. Antes de que Karina pudiera interrogarla, se percató de que Myriam ya había colgado, un gesto que la irritó lo suficiente como para bloquearla en todas las redes en las que su hermano la había incluido. Una vez concluido su cometido, se retiró a su habitación y reposó como si nada hubiera acontecido, confiando en que sus acciones alejarían a su hermano de la angustia.
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En esta no, pero en otra sí | Milei x Bregman
Casuale(Javier Milei y Myriam Bregman): Un presidente y una diputada, enseñando su odio mutuo ante los medios como una tarea rutinaria, sin embargo, durante una noche de tormenta, un suceso inexplicable pasará. Un posible viaje a través de otro universo, v...