Nota de autor:
•Lamento que haya mucho relleno, mi idea fue resumir mi libro de 70 páginas a una que no sobrepase los 30, pero acabó siendo un desastre y un libro totalmente aburrido. Continuaré escribiendo, sin embargo, voy a transcribir mis notas.El manejo de la presidencia no era una tarea sencilla. No se trataba únicamente de dictar órdenes o manejar los impuestos a su antojo. Ser el mandatario del país implicaba realizar múltiples actividades que el poder ejecutivo requería: negocios, impuestos, inflación, deflación, el dólar; un sinfín de responsabilidades que recaían sobre sus hombros. Sin embargo, una de las tareas más desafiantes era lidiar con una guerra silenciosa entre el pueblo y el gobierno. Todo parecía ir bien, pero de repente, toda noción de libertad se desplomó en picada, sumiendo al país en un torbellino de incertidumbre y conflicto.
—¡Andáte a la reconcha de tu hermana, hija de puta! —gritó Javier; disfórico y con la nariz fruncida—, ¡Sos una rata, peste de porquería!
La vicepresidente; Myriam Bregman, haciendo caso omiso, se retiró del lugar sin mirar atrás, manteniéndose atenta a los ruidos como si temiera ser interceptada por el presidente. Los insultos de fondo llegaban a sus oídos como susurros inquietantes, imponiendo miedo en su mente para desestabilizarla. Sin embargo, ella conocía a Javier y, a pesar del odio que pudiera sentir hacia ella, sabía que ese hombre sería incapaz de golpearla. Podía entenderlo. Ella había cruzado el límite de su arrogancia y provocado un incendio a su alrededor; un incendio que también lo consumía a él. Pero para comprender el conflicto, habrá que retroceder varios meses atrás; desde su primer abrazo para ser precisos.
Podría ser que su perfume lo mantuviera hipnotizado, pero él no deseaba romper el lazo que habían forjado en ese abrazo; ninguno de los dos quería hacerlo. Sin remedio, se separaron sólo para dedicarse mutuamente una pequeña sonrisa. Javier estaba emocionado, sus lágrimas lo delataban, pero entre risas, Myriam secó sus empapadas mejillas con la suavidad de sus pulgares antes de retroceder; cediendo paso a los amigos de Milei para felicitarlo.
La decisión de personas influyentes de invertir en Argentina representaba un triunfo, aunque mantener la estabilidad era el desafío. A pesar del conflicto presente, era una victoria que merecía ser celebrada. Todos respaldaban el liderazgo de Javier Milei; el león, porque entre abrazos y felicitaciones, por primera vez confiaban en alguien que cumplía su palabra.
—¿Ese fue el abrazo de reconciliación? —preguntó Villarruel, acercándose a él para fundirse en un abrazo cargado de cariño—. No sé vuelvan a pelear y ojo, con esas miraditas nosotros pensamos en la primera dama.
Javier no respondió, sin embargo, su carcajada fue la respuesta más cercana a sus pensamientos. Le resultaba divertido que consideraran a Myriam como la primera dama. Aunque ninguno de los dos era apto para amarse mutuamente, ambos eran los indicados para amar; con un cariño reservado que superaba al amor público.
—¿Qué viene ahora, Javier? —interrogó Myriam, destacando su sonrisa de la demás—, ¿más ajuste o menos ajuste?
—Más victorias —afirmó, correspondiendo la sonrisa—, más cambios y el regreso de la prestigiosa Argentina.
—Vamos a ver... si eso es verdad.
Con la mirada perdida, Myriam observó la multitud con distracción, ajena al hecho de que unos ojos fulminantes atravesaban su rostro; una mirada celeste como el mar y profunda como una poesía, que la escudriñaba en silencio buscando el significado de sus palabras a través de su mirada.
Javier, con una comprensión excepcional, observaba a la mujer a su lado, consciente de que ella aún no estaba lista para enfrentar los cambios venideros. A pesar de mantener firmemente su ideología de izquierda, Javier percibió claramente la resistencia de ella hacia su liderazgo. Sin embargo, esto no lo detuvo en su camino. Decidió ignorar a la diputada y en cambio dirigió un cálido saludo hacia sus seguidores, aquellos que habían depositado su confianza en él y ahora lo aclamaban con fervor.
De pronto lo impensable ocurrió, los días transcurrieron su característica velocidad después del primer triunfo, y pese a la ajustada agenda del presidente; por algún motivo, tomó un tiempo libre e intentó entablar charla con Myriam. Ella se encontraba presente en el despacho presidencial, parada frente al escritorio de Javier mientras simulaba desinterés a su persona.
—¿Qué pasó? —preguntó Myriam, entrelazando sus propios dedos—, ¿por qué me llamaste?
—Mañana tengo un viaje, se llevará a cabo una reunión bilateral en la que tengo que asistir —informó el mandatario, impasible como de costumbre.
—¿Y? —preguntó la pelirubia—. Casi nunca te veo por acá, es obvio que tenes una agenda apretada, ¿pero qué hay de nuevo con esa reunión?
—Quiero que me acompañes —emitió, sorprendiendo a la vicepresidente.
—¿Por qué? No es mi trabajo acompañarte, para eso está tu hermana —respondió ella, fijando su mirada a las manos inquietas del presidente—, ¿qué le pasó a Karina?
—Se enfermó, no puede ir pero se va a quedar para cubrir tu puesto.
En un despacho impregnado de solemnidad y la seriedad propia del poder, una risa inesperada rompió el silencio. Myriam, con su misteriosa risa, logró descolocar al mandatario. Sus ojos celestes se alzaron en busca de respuestas, pero solo encontraron el gesto burlón de Myriam y una mirada perdida en la lejanía del despacho. Una intriga sutil comenzó a tejerse en el aire, mientras el manto de la incertidumbre se posaba sobre la escena, augurando un giro inesperado en el destino de ambos.
—¿Y no podes ir solo o te da miedo socializar? —interrogó sin mirarlo, retrocediendo unos pasos del escritorio—, ¿a qué país tenemos que ir?
—Italia.
En un giro repentino, su sonrisa se desvaneció por completo. Myriam se encontró desconcertada ante su petición, pues recordaba claramente que en todas las reuniones con Italia, él nunca estuvo acompañado por nadie más que aquellos estrictamente necesarios. Incluso podría afirmarse que la presencia de Karina era una rareza en tales encuentros. Un velo de misterio se cernía sobre la situación, despertando la curiosidad de Myriam y desatando una corriente de preguntas sin respuesta.
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En esta no, pero en otra sí | Milei x Bregman
De Todo(Javier Milei y Myriam Bregman): Un presidente y una diputada, enseñando su odio mutuo ante los medios como una tarea rutinaria, sin embargo, durante una noche de tormenta, un suceso inexplicable pasará. Un posible viaje a través de otro universo, v...