👠✨Tacones rojos ✨👠 Parte 1 Y 2

Capitulo XXVI || ¿Traición?

Capitulo 26

¿Traición?

Paulina

»Semanas después

Estas últimas semanas han sido las mejores, Fer y yo cumplimos tres meses de relación y casi cinco meses de conocernos. Los mejores meses de mi vida.

Fernando logro que su padre le prestará una cabaña de su familia, no entendí muy bien si era de su madre o de su padre.

Nos bajamos del auto y quedó asombrada con la vista que tengo enfrente, es una hermosa cabaña con un lago a lado de ella. El lugar es en un bosque alejado de la ciudad, cerca de las montañas.

—Esto está hermoso—todavia asombrada—no puedo creer que estemos aquí, siempre quise estar en un lugar así como este.

—Ya vez, cumplí uno de tus sueños—empezamos caminar hacia la cabaña—.

—¿Te costó mucho trabajo que tú papá nos dejara estar aquí?.

—No, la cabaña era de mi madre así que no tenía derecho a no prohibirme estar aquí, además dudo que se acuerde de esta propiedad.

—Me imagino que deben de tener muchas.

—Teníamos—me corrige—, después de que mi madre muriera, mi padre vendió las propiedades que teníamos y solo se quedó con algunas.

—No lo sabía—no sabía que más decir—.

Entramos al lugar y por dentro era más espetacular, podía decir que a los padres de Fernando les gusta el estilo rústico, ya que las veces que he ido a las casas de la familia de Fernando tiene este estilo.

La cabaña era cómoda, no era muy grande, solo tenía dos habitaciones, la sala con dos sillones, una chimenea y la cocina. Perfecta para mí.

—Y...¿Que quieres hacer?—pregunto Fernando—podemos ir afuera a tomarnos fotos.

—Me parece buena idea, sirve que después se las muestro a Ale.

Fernando sonríe y salimos de cabaña a tomarnos fotos, empecé a tomarle fotos al paisaje y al lago que se veía hermoso.

Después nos empezamos a tomar fotos nosotros con poses graciosas.

Al final, quise meter los pies al lago. El primer contacto lo sentí muy fría el agua, no quería meterme toda ya que; una no sabía nadar y dos no traje ropa para meterme a nadar.

—¿Esta muy fría?—grita Fernando—.

—¡SI!—grite metiendo me más al lado, el agua llegaba hasta mis rodillas, después de ahí sentí que alguien me jalo para entrar más al agua helada y si fue Fernando el que me jalo—¡Esta helada!.

—No está tanto—dijo como si no pudiera sentir la temperatura del agua—.

—Claro que si, además no se nadar.

—No te preocupes, no está muy hondo, además yo estoy aquí y no voy a dejar que te ahogues.

Empecé a salpicarlo y el hizo lo mismo y los dos empezamos a jugar, el cielo se empezó a tornar gris y algunas gotas empezaban a caer, nos salimos del lago para evitar que la lluvia nos mojara más y no enfermarnos.