XXXVIII‐Lucerys Velaryon

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En Desembarco del Rey, las personas ya habían coronado a Aegon como su verdadero Rey, eso es lo que Rhaenys había contado luego de huir con Meleys en plena coronación, eso es lo que a Aela le había enfurecido aún más.

-¿Por qué no hiciste nada? -le espetó Aela a su abuela-. Podrías haber acabado con todo esto con una simple palabra.

A lo lejos sobre el castillo se escucho el rugir tenebroso de un dragón. Vidriagón. Que sentía la rabia de Aela en esos momentos.

-No es mi guerra -se excusó la mayor.

-¿No lo es? -la cuestionó aún más furiosa-. Es la guerra de todos. Tus nietas y nietos son los herederos de la verdadera reina, ¿por qué no iba a ser tu guerra? ¡Debiste demostrar tu lealtad hacia nosotros!

-Aela... -la detuvo su esposo.

Rhaenys entendía la frustración de Aela, al igual que entendía la de Daemon, pero no podía hacer nada más según lo que ella sentía. No era lo correcto, un mata sangre... jamás se atrevería a hacer tal cosa.

El consejo inició y pronto se llevaron a cabo distintas estrategias para la guerra; sin embargo, Rhaenyra no creía que fuera necesario iniciar una. Aela estaba de acuerdo, pero también quería planear estrategias por si se llegara al caso de tener que ir a la guerra.

-Enviaremos cuervos a nuestros aliados. -dijo Rhaenyra.

-¿Estamos seguros de que son nuestros Aliados? -la cuestionó Aela-. Te fías de promesas de hace 20 años, madre.

Los presentes contuvieron la respiración, Aela jamás había llamado madre a Rhaenyra frente a todos, pero este caso era diferente: Rhaenyra ahora era la reina y legitimisaria a Aela como su verdadera hija, algo que tuvo que haber hecho hace mucho.

-¿Qué propones, hija? -a pesar de todo, Rhaenyra le concedió una sonrisa cálida a Aela, su primogénita.

Aela miró de reojo a Jacaerys y ambos asintieron. Ya tenían un plan.

-Los cuervos no son confiables, -inició la princesa.

-Los dragones si. -continuó Jacaerys-. Tendremos más credibilidad si vamos con un dragón. Tienes jinetes, madre. Envíanos.

Lord Corlys, quien acababa de recuperarse de una lesión, asintió satisfecho ante la propuesta de Jacaerys. Estaba orgulloso del hombre en el que su primer nieto se había convertido, esperaba que Luke fuera aún más valiente que su hermano mayor, después de todo sería el futuro Lord de las mareas: Lord Lucerys Velaryon, señor de Driftmark.

-Estoy de acuerdo con mis nietos, su majestad, -habló la serpiente marina-. Los dragones tendrán un gran poder sobre los lores. No durarán en incar la rodilla ante usted.

La reina no estaba de acuerdo, claro, no quería exponer a sus hijos ante tal peligro; sin embargo, Aela y Jacaerys eran insistentes, no le quedó más remedio que ceder ante las insistencias de sus hijos y pronto se pactaron rutas y se escribieron cartas.

°°°°🐲

-Lamento haberte llamado madre frente a todos hoy en el consejo.

Rhaneyra observó a su hija, dejando de lado las muchas cartas que tenía que escribir para sus posibles aliados.

-Yo no. Quizá es momento de que el mundo lo sepa ¿no?

Aela asintió, no estaba segura de si seria lo mejor que todos se enterasen aunque claro se rumoreaba al respecto, pero al final los rumores solo eran eso, rumores. ¿Si los lores se lo tomaban a mal? Eso podría debilitar el reclamo de Rhaenyra.

-Quizá es mejor si no lo haces, madre -Aela le entregó un pergamino-. Eso podría debilitar tu reclamo y...

-Eres mi hija, Aela -la detuvo sosteniendo la cabeza de la menor-. Quiero que todos lo sepan.

Dragon's Blood I: Pureza de sangre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora