El principio de este capítulo es antes de la muerte de Daemon, el final ya es luego de su muerte.
¡ESTE CAPÍTULO CUANTA CON TEMAS Y ESCENAS SENSIBLES Y DE ALTA VIOLENCIA DE TODO TIPO!
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Esa misma noche de la captura de Aela, Aegon la llevo lejos de Desembarco del Rey a un lugar poco habitado cerca de las cuevas de Rocadragón. Aela no conocía el lugar, Vidriagón no solía ir tan profundo, pero al parecer Sunfyre estaba muy cómodo ahí. Aela miraba detenidamente a Sunfyre, quizá esperando a que este la quemara viva, pero era todo lo contrario: la estaba cuidando. ¿De quien? Seguramente de Aegon, pero Sunfyre le servía a Aegon. Aela no lo comprendía.
Al amanecer, Aegon llegó junto con un Maestre y un par de guardias para llevarla a otro lugar. La princesa no puso resistencia alguna, quería salir y averiguar donde se encontraba. Caminaron por media hora hasta terminar en lo alto de la cueva donde por fin pudo ver el mundo exterior. Desde la altura se observaba el gran imponente castillo de Rocadragón, estaba tan cerca y tan lejos de su hogar... Aegon la condujo hasta una tienda que habían montando justo al lado de la entrada y la dejó con unas cuantas mujeres que le ofrecieron quitarse la ropa y darse un baño.
–¿Por qué habría de hacerlo? –preguntó desconfiada alejándose de ellas.
–No haga esto más difícil, su majestad, el rey a pedido que la preparemos.
¿Majestad? ¿Por qué la llamaban así?
–¿Para qué?
–Para su boda, mi reina.
Aela se tambaleó mareada y las mujeres la sostuvieron rápido antes de que callera al suelo. ¿Se casaría con Aegon? No podía hacer eso, Jacaerys... Jacaerys apenas había muerto la noche anterior. Aegon no podía obligarla. Salió de la tienda para encarar a Aegon. Los guardias la retuvieron y Aegon la miró con una sonrisa retorcida.
–¿Ibas a algún lado, querida? –le apartó un mechón de cabello suelto–. Lamento decirte que tendrás que esperar hasta la boda.
–No me casaré contigo, Aegon. –la princesa escupió al suelo.
Aegon la tomó bruscamente del mentón e hizo que esta lo viera a los ojos. Daba miedo, de verdad lo hacía, pero Aela estaba tan triste y enojada que no titubeó ante el rey.
–Si lo harás. –afirmó –. ¿Sabes por qué? –Aela le sostuvo la mirada esperando a que este se lo dijera–. Porque si no lo haces iré yo mismo a Rocadragón y traeré a Baela a rastras para ejecutarla frente a ti. ¿Quieres que le corte la cabeza a la perra de tu hermanita?
A Aela se le revolvió el estómago, quizá por el embarazo. Negó con la cabeza y Aegon asintió satisfecho.
–Ve con las mujeres, te quiero hermosa para nuestra boda.
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El baño había servido para dejar a Aela como nueva, excepto por las muchas heridas que aún tenía abiertas. No había pasado mucho desde la toma de Desembarco del Rey, quizá unos cuentos días nada más.
Se vio así misma en el reflejo del espejo y no se reconoció en lo absoluto. Llevaba un lujoso vestido verde, con una corona de oro y joyas de oro, su cabello iba recogido, tanto que le empezaba a doler la cabeza. Las mujeres le habían ajustado tanto el vestido que no podía respirar, en especial porque tenía ya unos cuentos meses de embarazado y a penas se había enterado.
–El rey demanda su presencia, mi señora.
Aela volvió a mirarse al espejo, su embarazo se notaba demasiado. ¿Qué haría cuando Aegon se diera cuenta? Quizá ya lo habría matado para ese entonces. Trató de desajusterse un poco el vestido pero no lo lograba. La mujer castaña se acercó a ella con cautela y la ayudó a desajustarlo. Aela la miró alarmada, quizá ya se habría dado cuenta de su estado.
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Dragon's Blood I: Pureza de sangre
FanficAela Targaryen, dispuesta a dar su vida por los que ama, una guerrera nata e inteligente, todo lo que la sangre de dragón es. La princesa Aela Targaryen, la verdadera sangre de dragón... Tan bella como la luna y tan peligrosa como la noche, eso era...