XIX-Problemas

341 26 0
                                    

EDADES

AEGON: 16
HELAENA: 15
AEMOND: 13
AELA: 13
DAERON: 12
JACAERYS: 12
LUCERYS: 10
BAELA: 10
RHAENA: 10
JOFFREY: 2
AEGON: recién nacido (Día 15 de la doceava luna)

°°°°🐲

Aegon deseaba ir con su hermana, de verdad lo hacía y esas cartas que le enviaba Rhaenyra cada tanto solo hacía que sus ganas aumentaran. En especial la última carta, donde expresa lo feliz que estaba con su nuevo bebé, al que le había puesto su nombre. Aegon no cabía de felicidad, pero también de tristeza; no podía visitar a su hermana, su madre se lo había prohíbido y eso le dolía demasiado. Creció toda su vida junto a Rhaenyra y sus hijos, a quienes no veía hace más de año y medio.

Odiaba los días que pasaba en la fortaleza roja, por lo que salía a menudo de esta. Escapabq cada que podía y recurría a los bares a embriagarse y a llevarse una que otra ramera a la cama, después de todo, era un hombre y eso es lo que los hombres solían hacer: llevarse cuantas mujeres quisieran a la cama. O eso es lo que había aprendido de los lores que visitaban la capítal, la mayoría siempre se acostaba con alguna que otra sirvienta y pagaba por eso. El caso que Aegon recordaba con mayor lucides fue el de Lord Darklyn, que visito la capítal hace algunos años y lo llevo a él y a Aemond a un burdel. Aemond aun era muy pequeño paea si quiera intentar acostarse con una mujer, pero Aegon era "lo suficientemente hombre para hacerlo" según Lord Darklyn. Así fue como, a los 14 años, Aegon tuvo sexo por primera vez con una golfa de un burdel. Desde ese entonces, Aegon escapaba noche tras noche a saciar su placer a las calles bajas de Desembarco del Rey, prefiriendo pasar la noche en la calle con una prostituta que en esa fría fortaleza que le había quitado todo lo que él amaba.

Tirado en un callejon perdido de Desembarco del Rey, los guardias reales encontraron a Aegon y junto a él una mujer poco agraciada que parecía callejera. Los guardias la apartaron del príncipe y se llevaron a este hacia la fortaleza, donde su madre, la reina, lo esperaba ansiosa. Una vez en la fortaleza las criadas tuvieron que asear al príncipe, que aun seguía medio inconsciente, y luego preparaelo para ver a la reina. Una vez Aegon estuvo presentable lo llevaron hacia la reina; este entro a forcejones, pues odiaba estar con su madre a solas. La reina sonrió al verlo sentado frente a ella, con su traje verde pulcro y con su diadema de oro perfectamente colocada.

—Pareces un príncipe al menos.

Aegon sonrió de lado aunque parecía más una mueca de asco que una sonrisa. Su madre solía ponerle los nervios de punta, nunca sabía que esperar de ella.

—¿Por qué requerías mi presencia con tanta urgencia, madre? —fingió modales, claro, Aegon era grosero y muy caprichoso-. Estaba algo ocupado, ¿sabes?

-¿Cogiendo con una vagabunda en algún burdel? -la sonrisa de la reina era tan sombría y falsa que Aegon se estremeció-. ¿O con alguna sirvienta en los calabozos? ¿Qué tipo de mujer es esta vez, Aegon? No, no lo digas. Puedo imaginarlo.

-Al punto, madre.

Aegon también solía perder la paciencia muy rápido. Odiaba los juegos mentales que su madre solía jugar con él, en especial porque siempre terminaba cayendo en ellos. Su madre lo manípulaba hasta que él terminará haciendo lo que ella quisiera. ¿Lo peor? Aegon era tan tonto como para no darse cuenta de ello.

-Es momento de que te cases -las palabras de la reina cayeron como agua fría sobre, Aegon. ¿Casarse? No. Él no quería hacerlo-. Helaena y tú ya tienen edad para hacerlo, tu padre y yo decidimos que es momento de comprometerlos y casarlos pronto.

-¿Mi padre y tú? -el príncipe solto una risa amarga negando con la cabeza-. Fuiste solo tú. Siempre eres solo tú y tu codicia. Padre ni siquiera nota mi presencia, ¿crees que creo que él quiere que me case con Helaena? Padre preferiría encerrarme en loa calabozos, pero no puede porque soy su hijo.

Dragon's Blood I: Pureza de sangre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora