𝐄𝐏𝐈𝐒𝐎𝐃𝐈𝐎 𝐃𝐎𝐂𝐄

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Ella y él
(parte 2).

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DÍA UNO.

—¿Puedo entrar contigo? —le preguntó Dae-Su, pero la única respuesta que obtuvo fue el dedo medio de Gyeong-Su antes de que cerrara la puerta detrás de él.

Lo miré y no me sentía tranquilo en absoluto. Tenía miedo de lo que le pudiera pasar en caso de que ese rasguño fuera más grave de lo que parecía. Ojalá no lo fuera…

«Lo siento, Gyeong-Su. Te compensaré más tarde por haberte hecho esto», pensé mientras lo veía encerrarse en ese sitio.

A través del cristal de la sala de grabación, lo veo sentado en la silla del escritorio, esperando a que las sospechas se disipen de las mentes de todos, especialmente de la mente de Lee Na-Yeon.

—Ese imbécil testarudo. Diez minutos son suficientes —comenta Dae-Su, apoyándose en el cristal y mirando al chico dentro.

—No es nada comparado con ella —responde Ji-Min, refiriéndose a Na-Yeon.

La observo de reojo. Todos están en silencio, pero también la contemplan. Ella muestra una expresión de enojo, clavando su mirada en Ji-Min por sus palabras, pero luego aparta la vista, pensativa, hasta que se encuentra con la mía, y entonces soy yo quien desvía la mirada. Me parece irónico que haya evitado el contacto con ella desde que estábamos en el laboratorio y que cuando retomamos la conversación fuera para debatir quién tenía razón sobre la seguridad de Gyeong-Su.

Aunque la verdad es que no tengo idea de quién puede tener razón. En secreto: espero tenerla yo.

Ya han pasado cinco minutos y no hay señales de cambio en él. Supongo que es un logro, considerando a Min-Ji y al entrenador Kang, pero todavía estoy preocupado de que pueda cambiar.

Poco a poco, todos dejan de mirar a Gyeong-Su. Es como si solo necesitaran esos cinco minutos para estar seguros de que está bien y que no hay nada más de qué preocuparse. Y no me malinterpreten, quiero que esté bien y no desconfío de él, pero es inevitable tener ciertas preocupaciones.

Ya fui ingenuo dos veces, con el entrenador Kang y con I-Sak. Me siento culpable por tener que mantener aislado a alguien tan amable como Gyeong-Su, pero… no quiero… Ah, ya ni siquiera sé lo que quiero… O mejor dicho, no sé cómo explicarlo.

Cada segundo que pasa me llena de más ansiedad, pero también de esperanza. Esperanza de que Gyeong-Su esté bien, de que todo esto sea solo un malentendido y podamos seguir adelante. Pero la incertidumbre es una bestia cruel, y no puedo evitar temer lo peor.

En cuanto termine el tiempo de “prueba” con Gyeong-Su en la sala de grabación, me tomaré un momento para tener una conversación seria con él. Expresaré mi gratitud por su comprensión y cooperación con todo este lío. En el fondo, sé que él siempre intenta evitar los conflictos, es solo que Na-Yeon… Bueno, parece tener un problema con él y lo molesta.

No puedo apartar la vista de mi amigo, y tampoco puedo evitar mirar por la ventana, acechado por la inquietud de que pueda repetirse un incidente como el de la niña zombi que apareció colgando boca abajo desde la ventana. Esa imagen sigue acechando en mi mente, recordándome la amenaza constante que nos rodea.

𝐑𝐄𝐒𝐈𝐋𝐄𝐍𝐂𝐄 [Choi Nam-Ra]Onde histórias criam vida. Descubra agora