𝐄𝐏𝐈𝐒𝐎𝐃𝐈𝐎 𝐔𝐍𝐎

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Previsto.

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Un año antes.

Les contaré un secreto, en la escuela habitualmente suelo elegir los escritorios cerca de las ventanas, eran mis favoritos, a veces hacía mucho calor y estar cerca de la ventana era algo muy refrescante, aunque también me gustaba la sensación del sol acariciando mi rostro mientras descansaba.

O me distraía viendo lo que sucedía afuera cuando el estrés comenzaba a surgir en medio de las clases.

Quizás hoy, por séptimo año consecutivo, podría haber sido el primer estudiante en mi salón de clases, reservar mi asiento cerca de las ventanas y tener unos minutos para dormir antes de que llegaran mis compañeros.

Pero esa tradición se ha interrumpido.

Además de abrir los ojos tan temprano, al comienzo de cada año escolar, con la motivación de poder elegir libremente mi asiento, también hay otra razón.

«Seung-Min».

En esta fecha, suelo despertar incluso más temprano que otros días, arregló mi apariencia, mis pertenencias y salgo de casa; Pero siempre me ha sido inevitable detenerme un momento cuando estoy a punto de salir y mirar la fotografía de mi hermano en su graduación.

El cristal sobre la foto la ha mantenido intacta durante años, el color continúa en ella como si hubiera sido ayer el día que mi hermano se graduó, vistiendo su uniforme escolar, sonriendo feliz mientras sostiene su certificado de graduación y las flores que se le dio ese día por sus esfuerzos.

Después de lo sucedido, sé que esas flores no fueron suficientes para compensar el esfuerzo que hizo mi hermano para ser uno de los mejores estudiantes de su escuela y recibir una beca, cuando tenía dificultades.

Un ramo de flores era poco.

Asimismo, también me es inevitable preguntarme (cómo cada mañana, cuando salgo de esa casa y veo su fotografía), si la sonrisa que está plasmada en su rostro era cierta. ¿Esa sonrisa que apreciaba cada mañana fue realmente sincera en ese momento?

No esperaba que al hacerme esa pregunta por millonésima vez, como lo he hecho durante los últimos años, mi madre me descubriría llevando a cabo mi rutina matutina habitual.

Sé que ella ya sabía de eso, cuando me quedo con ella, a veces podía escuchar sus pasos al salir de su habitación, pero cuando se percata de mi presencia en el pasillo, regresa y me da privacidad. Nunca se acercó a mí o me dijo nada al respecto; Sin embargo, hoy fue diferente y por primera vez en cinco años decidió acercarse a mí.

No intercambiamos palabras, solo mirábamos la foto de mi hermano en silencio, recordándole como la buena persona que era, también recordaba el día que se tomó esa foto, hasta qué mamá empezó a llorar y no pude dejarla sola.

Mis instintos me hicieron rodearla en un abrazo de consuelo y dejarla desahogarse. Sus lágrimas mojaron mi uniforme nuevo, pero no me importaba. Me abrazó tan fuerte que me hizo daño, dolió y se me dificultó respirar, pero no dije nada.

Ese abrazo me hizo darme cuenta del paso del tiempo.

A pesar de que sé muy bien que el tiempo nunca se detiene, que cada día es uno más sin mi hermano y las estaciones avanzan hasta dar paso a un nuevo año, otro año sin él, apenas recuerdo que las etapas también pasan en mí. Y ahora, mientras abrazaba a mi madre, me di cuenta de que ya era más alto que ella, que se siente tan pequeña en mis brazos y que ahora ya no uso un uniforme de estudiante de secundaria, sino uno de preparatoria.

𝐑𝐄𝐒𝐈𝐋𝐄𝐍𝐂𝐄 [Choi Nam-Ra]Onde histórias criam vida. Descubra agora