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Las preguntas son mortales, cuando solo existe una verdad.




SARA GRACE

—No creo que pueda pasar este día sin tí... —la acerqué a mí, besando sus labios—. No creo que ahora podamos estar separadas.

—Quisiera contradecirte pero... yo tampoco —Bea me devolvió el beso.

Ya estábamos vestidas con el uniforme, listas para ir a clases. Nos encontrábamos frente a la puerta de nuestra habitación, en el pasillo y por alguna razón ahora se me hacía imposible no besarla cada cinco segundos.

¿Me lanzaría un hechizo anoche?

—¿Y si no vamos a clases hoy? Podríamos escabullirnos en los jardines y nadie nos vería hasta la noche —las palabras me salían muy cerca de sus labios, tan cerca que ella no les perdió la vista.

—Quisiera, de verdad quisiera eso... —sentí como su mano acarició mi cabello y puso un mechón detrás de mi oreja—. Pero tengo que hacer lo de jardinería ¿Recuerdas?

Ay si, eso.

—¿Unas estúpidas plantas son más importantes que yo? ¿De verdad?

—No son unas estupidas plantas Sara, son importantes para mí padre y debo ayudarlo.

—Yo también nesecito ayuda, ayúdame a estar contigo.

—Sabes que no puedo, pero en las noches no hay nada que nos impida estar juntas y lo sabes.

Ella colgó sus brazos en mis hombros y volvió a acercarse para besarme. Literalmente con solo sentir sus labios sobre los míos ya lo tenía todo.

Creo que este enamoramiento no era algo normal.

Ella quiso seguir con el beso, pero una voz se escuchó detrás de nosotras.

—¡Sara!

Nos separamos tan rápido, los nervios invadieron todo mi cuerpo y un escalofrío me recorrió la espalda.

Esa voz era la del director Jones.

Me volteé rápidamente, creí que nos había visto, creí que me había gritado al descubrir el beso. Pero solo lo ví caminar por el pasillo hacia nosotras con una sonrisa, tenía un traje nuevo, con un azul luminoso, detalles negros y zapatos relucientes.

Parecía estar feliz.

—Sara tienes que venir de inmediato al auditorio —él llegó hasta nosotras. Pero Bea aún se le veían los nervios y el susto, hasta su cara palideció.

—¿Que? ¿Por qué?

Al parecer no se había dado cuenta del beso.

—Convoque una rueda de prensa, están aquí para entrevistarte.

—¡¿Que?! ¡¿Otra vez?!

—Sara ya te lo he dicho —el director me habló pasivamente—. Eres la estrella de Rulynson ahora, así que tendrás que dar muchas entrevistas en el futuro.

—Pero... pero...

—Buenos días hija —Jones pasó a ver a Beatriz—, perdón por no saludarte. ¿Estás bien? ¿Por qué tienes esa cara?

Beatriz me miró por unos segundos, parecía estar procesando que en realidad no se había dado cuenta de nada y que podía calmarse.

—No, es solo que... no esperaba verte tan temprano padre —le respondió.

—Estoy aquí por Sara, debemos ir lo antes posible al auditorio, te están esperando.

Jones puso una mano detrás de mi espalda para que caminara, sin embargo yo volteé a ver a Bea, preocupada por dejarla sola de un momento a otro. ¡No quería irme! Pero ella me habló con los labios y me dijo: “ve, te veré más tarde”

Los Internados Rulynson - Cazadores Y Demonios © 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora