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El impostor y un camara de seguridad.
¿Quien ganará?





SARA GRACE

—... entonces mientras no estabas me la pasé viendo videos en Youtube y me encontré uno de un perrito que daba vueltas... ¡Persiguiendo su propia cola! —Bea soltó una risita mientras caminábamos por el pasillo—, fue gracioso porque no parecía darse cuenta de lo que estaba haciendo y... —de pronto se detuvo y me observó arrugando las cejas—, lo siento... ¿te estoy aburriendo?

—¿Que? ¡No!

Estamos llendo de vuelta a nuestra habitación luego de la cena y ella pareció haber notado algo extraño en mí.

—¿Entonces por qué estás tan seria? ¿La cena no te gustó? No siempre puedes comer pollo Sara...

—No, no es eso, es que... me siento algo cansada.

Ambas llegamos hasta la puerta, la abrimos y luego nos adentramos a la habitación.

—Bueno... tienes razón, todas esas clases debieron dejarte agotada, perdón por hablarte como un loro...

Yo negué con la cabeza una vez más.

—Me gusta oírte y lo sabes.

Bea sonrió y decidió acercarse a mí descansando sus brazos en mis hombros, aún tenía su herida pero le habían puesto una venda por encima para evitar que se lastimara.

—Quiero hacer lo mismo de anoche... —confesó muy cerca de mis labios— ¿Podemos...?

Sus labios se encontraron con los míos una vez más y mi boca se derritió ante la suya solo por unos segundos, y era porque tuve que separarme forzosamente.

—Estoy algo cansada... además, tu no debes hacer nada que pueda lastimarte más —Hablaba de su brazo.

—Bueno tengo otro... —ella me mostró su brazo izquierdo—, con este si puedo...

—Bea ya te lo dije... estoy cansada.

—¿Incluso para mí?

—Si... perdón.

Me alejé otra vez de ella y aunque me dolió hacerlo, era lo necesario. No me había olvidado de la supuesta visita que debía hacer al salón de computación y que debía ser altas horas de la noche, no podía estar con Bea hoy si quería ir sin ser vista. Por eso estaba negandome a hacer algo con ella... (aunque en realidad si quería)

—¿Pasa algo Sara? —Sabia que haría esa pregunta—, por lo general tu eres la que siempre quiere...

—Si, lo sé pero ya te lo dije, estoy cansada... me voy a cambiar.

Hice lo que dije, me fuí hacia él closet, tomé mi pijama y me la puse. En cuanto volví a la habitación pude ver qué Bea ya había hecho lo mismo, tenía su pijama puesta y se encontraba en su cama. Cerré la puerta del closet, me acerqué a ella y me recosté en su cama.

—¿Que haces? —le pregunté.

Ella estaba escribiendo algo en una libreta, sin mirarme.

—Tarea... —fue lo que respondió— ¿Tu no tienes alguna por hacer?

—Es muy probable que si...

—¿Entonces?

—Las haré mañana.

—Si claro —ella removió la cabeza como si no tuviera remedio y luego se quedó en silencio. Quise buscar otro tema de conversación ya que ella al parecer no quería hablar.

Los Internados Rulynson - Cazadores Y Demonios © 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora