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Una chica es más
rara que la otra.





SARA GRACE

Bueno el punto es...

Nunca pude hacer funcionar la secadora.

Y me temo que tomé una muy mala decisión al desarmarla como si fuera un juguete. Ahora tenía varias piezas regadas en el suelo, un destornillador en la mano y un muy mal genio por no poder hacer funcionar esa maldita cosa.

Y la verdad ya nisiquiera importaba.

Había pasado un día y había dejado que los billetes se secaran solos.

Pero mi ego no había permitido dejar la secadora atrás. ¡Yo debía hacer que funcionara así me muera haciéndolo!

Creo que podían imaginarme aún sentada en el suelo, tratando de colocar de nuevo las pequeñas piezas en su lugar, en posición de indio, con un camison grande que me había conseguido el señor del bar y el cabello sin peinar. Debía parecer una indigente pero sin duda ya no había nadie que me juzgara por eso.

Así que... ¡A la mierda!

Suspiré, frotándome los ojos por el cansancio. Ya era de noche, otra ves, mi segunda noche aquí y aún no procesaba eso. Con cada minuto que pasaba temía que Jones fuera a encontrarme y llevarme a la cárcel. No cabía duda de que me buscarían y yo no estaba del todo escondida.

Estaba en esta habitación...

Que quizás sea el único hospedaje que tenga este pequeño pueblo. Con un... anciano que probablemente no le importe mucho quien soy pero si el dinero que puedan dar por esa información.

Mierda...

No me había planteado eso hasta ahora.

Dejé el secador en el suelo y me levanté para poder beber algo. El mini refrigerador lo había llenado con muchas latas de Coca-Cola que le había comprado al anciano del bar.

No me culpen.

El agua sabe bien pero tener Coca-Cola para cada momento era lo mejor. Abrí una lata, escuchando el gas salir y luego bebí un trago. Me senté sobre mi cama y entonces, me dediqué a mirar a mi alrededor.

Se sentía un poco raro ya no estar en Rulynson.

Era raro ya no tener alguien en la misma habitación.

Era raro que ella ya no estuviera al despertar...

¿Acaso creen que no la he extrañado desde que salí por esas puertas?

Anoche no pude conciliar el sueño pensando en como estaría. Pensando en lo triste que debe estar por como terminó todo, ya que entendía que lo menos que quería Bea era tener que revelar un secreto tan grande en esas circunstancias y por mi culpa ella se vió obligada.

Bueno...

Sabía que no era mi culpa.

Pero yo siempre tenía que ser el centro de todos los problemas ¿No?

Bea no se merecía eso, nada lo que pasó tuvo que haberla llevado a tomar esa decisión tan especial. Revelarle nuestra relación a su padre tuvo que ser algo... normal, algo privado, algo que ella decidiera hacer por voluntad propia.

Pero una vez más.

Las cosas no pasaron de esa manera.

Y no sé por qué me estaba entristeciendo. Pero ok, las cosas ya pasaron así, no se puede volver al pasado, no se puede borrar los errores. Ahora lo único que puedo hacer... (Por lo menos si pienso en irme lejos de este pueblo) Es volverme a contactar con Bea una vez más. Tenía que disculparme, tenía que verla, sentirla, preguntarle cómo estaba después de todo.

Los Internados Rulynson - Cazadores Y Demonios © 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora