✘AZIEL {Él Oscuro} ✘ © [SVD#4.5]

Capítulo 5° EL VIGILANTE

“LA VENGANZA TAN SOLO ES UNA EVIDENCIA DE TUS HERIDAS, PRETENDERLA TE HARÁ MÁS DÉBIL ANTE LOS DEMÁS”

   A Z I E L

Constantemente mi Señor solía descansar demasiado, al principio fue por siglos y a veces por años. Pasaba más tiempo en su ataúd que presente y en cada descanso, seguía sus ordenes: Vigilar, ocultarlo, protegerlo.

Para mi, era eterno el tiempo en soledad pero sabía que tarde o temprano, mi Señor iba a despertar.

Cada día, a cada hora revisaba su ataúd después de haberlo alimentado. La sangre solía ayudarle, no aparentaba ese aspecto que normalmente despierto no tenía.

Pero seguía sin despertar.

En todo el tiempo que llevaba aquí me había aprendido cada rincón de su escondite. Para humanos una Mansión, tal vez un Castillo de menor estructura.

Y como el único indicado, mantenerla presentable para mi Señor era mi tarea. Pretendía que cada rincón, cada pared, suelo, cuarto, escalón se mantuviera impecable, esos residuos de polvo limpié.

Cada día lo hacía hasta que en cada día, la limpieza no era duradera y mi Señor seguía en su ataúd.

Me era distracción, pero era en vano.

Nunca me pasó la idea de abandonarlo cuando más me necesitaba.

Después de ordenar sus suministros de sangre, emergí del pasillo. Me detuve en el centro y por mi cuenta, ya perfeccionado cambié al ser un cuervo. Con el tiempo pronunciaba la palabra en silencio, internamente y cada cambio no agotaba mi energía mientras no imitara a otro ser diferente a mi.

Volví a cambiar y me tomé el tiempo para sentarme en el suelo, después apoyar mi cabeza y observar el techo.

Me había propuesto hoy durar horas.

No obstante, entre el silencio, resonó un ruido no causado por mi. Alerta me levanté y desvíe la vista en esa dirección.

—Mi Señor... —pronuncié y usé esa velocidad que había descubierto para llegar a su ataúd, había adquirido esa habilidad del vampirismo.

En cuánto llegué, su ataúd seguía cerrado y al abrirlo, mi Señor ya no estaba.

—No —retrocedí y lo busqué a mi alrededor.

>¿Cómo lo había perdido? <

Apurado salí de aquel cuarto, por los pasillos buscaba su presencia. Seguía aquí, podía sentir un bajo poder diferente al mio.