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Capítulo 14° POR MELLISSA WILBERT

“DESDE LAS TINIEBLAS SURGIÓ CLAMANDO SU VENGANZA”

  D A R K I E L

Ir al Castillo, fue la petición de la Señorita Elizabeth tras intriga por conocerlo. Apoyé la idea de mi Señor, crecer la curiosidad en su hija de conocer al Rey aunque desde el pasado lo conocía y lo olvidó.

Las cortas salidas en un menor límite se reducieron. La señorita Elizabeth convenció exitosamente a mi Señor de autorizar un permiso de salir fuera del escondite, ahora que dejaba de tomar descansos inecesarios, solía aburrirse tras el encierro. No le era suficiente nuestra compañía.

Era efecto del vínculo y cada vez más, el día de la venganza se aproximaba.

Sin embargo, tenía permitido no alejarse de la Mansión, siempre regresaba en compañía del señor Vlad, más ese día, creció la curiosidad y se acercó demasiado al Castillo. Tras orden de mi Señor, los acompañé, vigilé a ambos entre más se alejaban, más se adentraban al bosque. Fue un mayor riesgo ser encontrados si ninguno llevaba el brazalete tras mi Señor, liberarlos de su invento.

En ambos creció su poder, desde la altura, observé alrededor. No riesgo. En completa soledad. Hasta que los perdí de vista, usaron su velocidad para escaparse, lo peor que el señor Vlad apoyó su idea tras días revelarle que no eran hermanos como mi Señor les hizo creer, le contó una verdad a medias, cuando su intención era crear con vínculo con ella.

Hasta eso, creí imposible.

Los vínculos eran extraños y no se creaban o elegian. Me quedó claro en el vampirismo.

Y no iba a permitir que la convenciera de escaparse o peor, llevársela lejos de mi Señor, ante todo, la consideraba su hija Elizabeth y el señor Vlad en desacuerdo, debía aceptarlo tras conocer las consecuencias.

No dudé en seguir volando con intención de encontrarlos. La distancia al Castillo era menos kilómetros y conociendo a la Señorita Elizabeth, estaría dispuesta a entrar y querer enfrentar al Rey por nuestras mentiras. Esperaba que el señor Vlad, la detuviera si igual forma le afectaba. Aún no era el momento.

Cuando creí encontrarlos, mis alas se cerraron. Sin control caí hasta cambiar con un mal aterrizaje contra el suelo. Quise cambiar otra vez y mi poder, mi energía se agotó y extrañamente, no tenía control de mi mismo. Con esfuerzo, avancé y apoyé en el tronco de un árbol. Ni mi desarrollada visión alcanzaba a verlos, más si el Castillo.

Me invadió el desespero, se lo atribui a mi falta de alimentación correctamente, debilidad ante la pérdida de sangre por mi Señor más el control, el dolor fue más poderoso. Algo, me impidió avanzar.