✘AZIEL {Él Oscuro} ✘ © [SVD#4.5]

Capítulo 13° RENICIUS

“EL TIEMPO NO LO CURA TODO, PERO SI DESPLAZA LO INCURABLE DEL CENTRO DE ATENCIÓN”

  D A R K I E L

La ubicación exacta fue un cementerio en el Mundo mortal, donde estaba la tumba del alma de Darren Valentains. Todos esos vampiros se habían reunido a su alrededor para despedirse por su reciente descanso. Incluyendo a su reciente hija convertida, lucia afectada, triste por su pérdida.

Un dolor que conocía.

Los estuve vigilando desde la distancia, noté que el Rey no se acercó, o al menos hasta que todos se fueron. Sin embargo su hija regresó y los dos se marcharon. Era un hecho, se la llevaría a su Castillo, sería su protector, a su cargo por ser su creación.

En ese momento, en soledad volé hasta aterrizar sobre la tumba. En instantes, mi Señor apareció justo al frente.

Sonrió mostrando sus colmillos, su vista fija en la lápida, con velocidad se acercó y levantó su pálida mano. Su largas uñas tocaron el nombre de la humana, inscrito.

—Elizabeth —pronunció con malicia.

Enseguida cambié, observé con pena su tumba. Años de vigilancia y la humana no debió terminar así. No debió dejar sola a su creación cuando por años, la había protegido del vampirismo. Sin embargo, su descanso sería nada duradero ante los planes de mi Señor.

—¿Lo hará? —le pregunté, pensé que cambiaría de parecer al verla en ese estado, tanto el daño de su sobrino y de su creación.

—No permanecerá mucho tiempo en su ataúd —amplió su sonrisa. Mi Señor lucia conforme con el dolor y daño. Más no estaba del todo satisfecho. Su plan era mucho peor.

—¿Abro su ataúd? —confundido, se dio la vuelta y se alejó —Mi Señor.

—En la noche lo harás, regresemos.

Sin contradecirlo, lo seguí viendo por última vez su tumba.

Me extrañó su espera cuando le desesperaba actúar y ver por el mismo la reciente muerte de la mortal. Sin embargo, mi Señor esperó por horas con nuevas preguntas que me inquietaron.

—Él no está en el Castillo, debe seguir en el Mundo mortal, mi Señor —lo observé fijamente ¿por qué me preguntaba por un humano? — ¿Cual es su interés?

—Fue la compañía del alma de mi sobrino —asentí— y por lo que conocemos, de igual forma la perdió.

—Si mi Señor, demostró dolor —hice una pausa al recordar su nombre. De algo sirvió vigilarlas si él estaba cerca de ellas —Carlos Wesley, mantenía sentimientos por la humana.

—Su amada —él se recargó en su silla. No dejaba de sonreír con malicia. Su silencio aumentaba mis dudas e intriga —¿Creés que es tiempo de tener otra creación?