Argent [El origen de la muñeca]

Capítulo 1

"Nadie sabe lo que no se ve"
-Lpl.

Papá se había ido cuando tenia seis años. Mi madre había enfermado hace dos años. Mi hermano mayor, Jonas. Y yo, con solo diecisiete años, tuvimos que aprender muchas cosas para que jamás nos preparamos.

Ver a mi madre en una cama, sin poder caminar. Me rompía el alma, tanto que no quedaba ni siquiera el polvo de los cristales.

Tuve que dejar la universidad para ayudarla en el hogar. Ayudar a mi hermano para poder sustentar a nuestra pequeña familia.

Sharlene y Shayna estudiaban. Cumplían sus sueños de ser profesionales. Al menos ellas cumplían el sueño que yo, no podré.

Y no me malinterpreten, si puedo seguir haciéndolo, solo que no es una prioridad para mi ahora.

Las personas creen que mi vida es perfecta. Que es color rosa. Lastima que no conocen cuando finjimos y cuando no. Cree una faceta de mi que nadie puede quebrar. Una que nació aquel 2019 cuando mi antigua yo, murió.

Limpio la cocina, ya que he terminado de preparar la comida. Mis hermanas se encuentran en la universidad y Jonas en el trabajo. Suspiro al ver como nuestro final feliz se ha tornado en tragedias y dolor. Me digo que haré lo posible por darle un mejor futuro a mi familia...

Pero ni siquiera he podido darme algo bueno a mí

Unos gritos en la habitación me hacen dejar todo para correr. Mi casa no es enorme, solo está la sala que comparte con la cocina, la habitación donde dormimos los cinco y el baño.

Esta es mi mansión

Al abrir la puerta veo a mi mamá llorando por el dolor, uno que reconozco muy bien.

La siringomielia es una rara enfermedad que al parecer, se hereda o se manifiesta a través de un golpe fuerte. Mi madre jamás presentó ninguna de las dos...

Hasta hace poco, cuando poco a poco perdía la movilidad en sus piernas...

-¡Shein... Me duele!.

Corro por las pastillas para el dolor que el doctor nos recomendó la última vez que fuimos a consulta.

Reunimos todo lo que podemos para hacer que mi madre tenga sus controles bien. Que no le falte nada. Así como distribuimos las cuentas para la comida, los medicamentos, y otras cosas que surgen.

-Aquí están... Trata de respirar ¿de acuerdo? -hablo con la calma que no tengo. Si mamá está mal, debo ser fuerte, por ambas.

Por todos

-Es peor que la última vez -me comenta entre sollozos.

Esto no es bueno, para nada.

-Llamaré a Jonas para que venga o para avisarle que iremos con el médico.

-Shein tu hermano esta trabajando -me riñe pero suelta otro quejido.

-Y tu estas sufriendo, así que no... Vamos con el doctor.

Le doy la pastilla y me voy a ver si el vecino se encuentra en casa. Para decirle si me puede hacer el favor de llevarnos al hospital más cerca. Para mí suerte, dijo que si.

Arreglo a mamá como puedo y sus ojos están rojos, vacíos. Cristalinos. La ayudo a levantar con cuidado para pasarla a la silla de ruedas, mi vecino ayuda con la carga y nos dirigimos al hospital.

Al llegar, revisan a mi madre. Mi pierna sufre un tic nervioso que hace que suba y baje sin frenesí. Mis hermanas me llamaron hace unos minutos para preguntar dónde estábamos. Les expliqué con suma delicadeza para que no se alteren. También que las llaves se encontraban por el florero en la parte de la ventana y que la comida estaba en el horno de la cocina.