Capítulo 16

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"Cleopatra" -Lpl.

Mis párpados pesan. Creo que la dosis de pastillas no fué la correcta. Es plomo lo que arrastro, no mi cuerpo. Veo la ventana, el cielo está azul. Las sábanas me cubren, el clima fresco. Haciendo que nada pasó. Respiro hondo, sintiendo el aire en mis pulmones. Quedo un momento así, disfrutando de la tranquilidad que las pastillas me permiten.

Aves cantan, el viento es ligero. Sentada sobre las cama. Bostezo para estirar mis brazos. Saco los pies de la cama para irme a la mesa en busca de una liga para el cabello. Observo el rojo en mi cuello. Palpo el área, y recuerdo mi pelo negro estrangulandome. La mandíbula verde. Y el vacío en mi mirada. Dejo el cepillo para ir a la puerta.

Salgo al pasillo en busca de la ama de llaves . El señor Argent dijo que, lo que necesitáramos, lo hiciéramos llegar con ella. Y la encuentro en la cocina, preparando el desayuno.

-Señorita Argent, ¿Puedo ofrecerle algo?.

-Si, por favor dile al señor Argent que requiero de una peluca.

Me mira confundida y sus ojos luego caen en mi cuello

-Una peluca -repite-. ¿Algún estilo?.

Asiento

-Corta, hasta la mandíbula o mitad del cuello -relato decidida-. Color negra y lisa.

Dicho esto, vuelvo a mí cuarto. No he obtenido señales de mis hermanas. Ni de mamá o Jonas. Me encierro y voy al baño. Lleno la tina con agua tibia y agrego sales. Hundiéndome en ella. Despojándome del mundo por un instante. Siendo solo yo.

Una diferente yo

Disfruto de mi baño. Restando importancia a mi familia. A los Toriccelli.

Una hora después, me he vestido con la camiseta negra de mangas largas y cuello de tortuga. Unos pantalones de cuero negro. Botines del mismo tono. Arreglando mi cabello, para luego, dejar que me coloquen la peluca. La peluquera me dice que hacer o no, para poder hacerlo yo misma. Y ya terminada.

Voy a la oficina del señor Argent

Toco la puerta y escucho su orden desde mi lado. Abro y entro, está firmando unos papeles, el sol entra por las ventanas que no son cubiertas por la tela está vez.

-Una peluca -dice con la mirada clavada en los papeles-. Debiste cortarlo.

-Lo tendré en cuenta -respondo para sentarme en frente de él.

-El día de hoy iremos a los laboratorios -deja las cosas para colocar su atención en mi-. Luego de ello, tendrás el día libre.

-¿Y ya?.

-¿Quieres hacer algo más?.

-No... Se me hace extraño, solo eso.

-De acuerdo.

Vuelve a firmar hojas y hojas. Muerdo mi labio nerviosa. Quiero pedirle permiso para que mis hermanas puedan salir. Así como mi hermano. Pero se que nada saldrá gratis.

-Dilo, de lo contrario vas a explotar -comenta hostil.

-Quería preguntar si ... ¿Mis hermanas pueden comenzar a salir de la propiedad?.

Su ceño se frunce y sus ojos claros me miran

-¿Estás loca?.

-Pueden ir con escoltas si así lo prefiere -apresuro a decir-. Usted coloca las condiciones. Pero quiero que por lo menos se sientan normales. Ya bastante tengo con mentirles que no son lo que realmente son.

-¿Y Sharlene qué?.

Mierda

-Le contaste -me riñe-. Te dimos una orden y la incumpliste.

Argent [El origen de la muñeca]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora