Capítulo 14

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"En otra vida, no era necesario el calvario y pudimos ser felices" -Shein.

-¡El objetivo es recorrer toda la pista sin caer!... ¡Deben lograr cada obstáculo al pie de las instrucciones, si fallan vuelven a intentarlo!.

El frío cumbre el bosque. La espesa brisa nos golpea, helando nuestros huesos. Congelando la sangre. El circuito es un lugar donde nadie quiere estar. Son pocos los que han logrado salir con éxito. Las caídas de los troncos podría quebrarte una costilla. O la cabeza. Las puas de los alambres, pueden darte en el ojo.

-Ya nos decepcionaron en la arena -reprocha Lorenzo-. No espero más.

Idiota

La ansiedad me recorre las venas, junto a mí sangre. El corazón quiere irse de su lugar y huir lejos. Damos un paso seguido de otro hasta llegar al circuito. El primer obstáculo, son los árboles aéreos. Unos tres metros de alto, el suelo lleno de barro. Equilibrio. Diría que es sencillo mantenerlo. Estaría mintiendo. Aquí hasta lo más sencillo es doloroso.

-Se dividirán en grupos para realizar las próximas pruebas -informa nuestro jefe con tono neutro-. Si logran terminar la pista, serán ascendidos a nivel cinco. Han trabajado duro por esto, he visto su evolución, no me defrauden.

Me mira y paso grueso. Nuestra relación ha mejorado. Lorenzo ha ido soltándose más, es más expresivo, comprensible, sensible, y eso me gustaba de él. Pasar horas nosotros dos, sólos. Tenerlo abrazo, acariciar su cabello. Era magnífico.

-¡Formen grupos!.

El mío, era Trevor, un recluta nuevo y Evans. Maldito dolor de cabeza que no se larga. Los equipos formados, el cielo gris. Cada quién envía a uno de su escuadrón para iniciar con la prueba. Evans es quién se ofrece a ir por parte de nuestro escuadrón. Hay cinco hombres, adelante de las escaleras diminutas que debemos usar para subir. El eco del disparo los hace correr. Dando inicio a la fase uno.

Corren sobre los troncos sin problemas, a excepción de uno, que cae y fractura su pierna. Sus gritos de dolor me hacen arrugar mi rostro, quiero cubrir mis oídos para no escuchar, pero les mostraría debilidad. Y eso no les gusta. Resisto lo que puedo, mientras mi corazón se marchita. Lo llevan lejos de nosotros y siguen los siguientes miembros.

-Creo que quedarme como aprendiz no es tan malo después de todo -Trevor suspira para ir a la escalera.

Quedamos el recluta y yo. Viendo quién será el siguiente en subir. Trevor, al igual que Evans. Avanzan sin dificultad. Son rápidos, veloces. Tienen agilidad, ellos llevan años aquí dentro, yo apenas sobrevivo dos meses y medio. Meses en los que no he disfrutado de mi familia. Ver el progreso de mamá. Estar para mis hermanas pequeñas. Que mi hermano esté para mí.

-¡Siguientes!.

Miro al chico quién parece tener el mismo temor que yo. Preguntarle, está de más. Por lo que, tomo fuerzas y camino insegura. Hacia la pista. El viento me cubre y froto mis brazos. Sujeto el barandal, impaciente, esperando el disparo. Llega y subo de prisa. Estar en la cima, me da vértigo. Veo hacia abajo y no evito el mareo.

La brisa es más fuerte acá arriba. Me sostengo para poder pararme sin ser llevada al suelo de golpe por el viento. Visualizo lo que me espera más allá de la pista. Y lo único que pienso, es en caerme aquí para no seguir. Hay muros de cinco metros. Lagos oscuros que fácilmente, podría salir un cocodrilo. Alambres de puas. Paredes corredizas. Cinco francotiradores sobre tejados. Una pista de carrera, campo de minas....

Voy a morir

-¡Inicien!.

Doy un paso para correr, el viento me empuja con fuerza hacia detrás. Extiendo mis brazos a los lados, buscando la balanza. Caer, sería pegarme una bala en la cabeza. Los demás sujetos ya han llegado a la mitad de los troncos, trato correr y el viento está en mi contra.

Argent [El origen de la muñeca]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora