Chuuya Nakahara

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Advertencias; Ninguna. (Lector masculino)

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Pov: Chuuya Nakahara.

Su mirada estaba dirigida hacía un solo punto, aquella mesa donde se encontraban los más finos vinos que podría probar en una fiesta al cual se infiltró. A decir verdad, no le interesa mucho estos tipos de trabajos, era uno de los ejecutivos de la Port-Mafia, y aún así tenía que hacer estas clases de trabajos, hubiera sido mejor Kouyou-san, seguramente ella podría seducir a esos viejos y asesinarlos, pero él, por la dignidad a la que se aferraba de la poca que le quedaba, tenía que esperar hasta el momento indicado. Su mente recordó las palabras de su jefe, tenía dudas pero no objeto; "Al encontrar al hombre de la cruz invertida tú no haz de temer" ¿Será un enemigo?. Con su mano cubierta por la tela del guante negro que portaba, tenía un traje llamativo y formal, no era el mismo que solía usar en sus misiones comunes, no quería romper otra vez su traje, ya que esa amable señora de edad avanzada era la única que conocía sus gustos a la perfección, o talvez simplemente la compañía de esa mujer mientras ella hacía su traje y lo invitaba a hacer una tarta de mandarinas. Un amor y atención pura, casi maternal del que alguna vez quiso tener, del que creía no merecer, un alma negra y llena de pecados imborrables.  Su atención fue hacia el vino, saboreando su exquisito y fino sabor, al menos algo bueno en toda esta fiesta. Cerró los ojos y puso otra vez la copa, de la que solamente quedo unas pocas gotas que Chuuya si estuviera solo sin duda hubiera hecho hasta lo imposible para terminar de beber, la dejo en la mesa, para después darle un pequeño golpecito casi como burla.

-Oh, pobre copita, Si estuviera viva sin duda le hubiera dolido ese golpe.

Escuchó una voz detrás de él, frunció el ceño y sonrió molestó. Se giró viendo a un hombre joven, de entre unos 21 a 24 años, era alto, no mucho, rondaba cerca del 1,75 o algo parecido. Los ojos del pelinaranja se encontraron con los ojos grises del más alto, rápidamente agarro la copa en su mano y dijo con una sonrisa divertida. Al ver la venda que cubría su frente sintió una mezcla de melancolía y desagrado al recordar a su antiguo compañero.

-Dudo mucho que está copa tan siquiera sea catalogada como algo vivo. Sí fuera así debería hacerlo pagar por una gran suma de dinero, mis labios no son gratis eh.

La risita baja del más alto fue la respuesta inmediata ante la respuesta del contrario -En ese caso que buena suerte de la copa, un lindo hombre posa sus labios en su cuerpo. Por lo que la copa pasaría a valer 5.000 mil yenes.

-¿Tan poco? -Dijo el pelinaranja decepcionado, al menos esperaba una suma más grande. -Hm, ponerle precio a las cosas, no te hace sonar como un exclavista?

-Yo normalmente diría que eso es un comerciante o un subastador, pero bueno, cada quien con su punto de vista. -Dijo el de ojos grises con una sonrisa divertida ante el punto rebuscado de Chuuya. -Por cierto, soy ______, mi señor padre es el organizador de todo esta fiesta, y al verle a usted veo que no es uno de los invitados. No digo que sea un colado, pero bueno, digo, yo también me metí a fiestas solo para comer un poco de la mesa.

Chuuya abrió ligeramente los ojos, ese chico que de alguna forma hizo que la incomodidad se fuera en solo un par de diálogos era hijo de su objetivo principal. Aunque con la información que le dió su jefe, ninguno de sus dos próximas víctimas tenían hijos. Aunque ya no era tan importante, sonrió y rió levemente, negando -Por casi y me dices muerto de hambre. Vine relanzando a un familiar mío, que desgraciadamente termino enfermo y pidió que vaya en su lugar. Que extraño, recuerdo avisar y recibir el visto bueno por parte de uno de los encargados

-Jeje, usted no parece eso. Por cierto, podría saber su nombre, jóven de traje bonito?

Rió levemente ante el apodo, su ceja se levantó e infló su pecho con orgullo. Obviamente él si tenía buen sentido de la moda, no como cierto castaño que parece vagabundo después de no bañarse por unos días- Chuuya, Chuuya Nakahara. -Algo dudoso si dar su nombre completo, pero simplemente lo dijo, confiado en que ____ era simplemente un chico rico y agradable, sin conocimientos del mundo externo.

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