A pedido de una persona, que otra vez se me perdió el comentario, espero que te guste!
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Sostenía la taza de té entre sus manos, revolviendo ligeramente el líquido verdoso. Hace tan solo unos segundos su secretaria, Haruno, había dejado el té en su escritorio y conversaron un poco, tal y como normalmente.
Observaba el bullicio de las personas en las calles por la ventana, el atardecer se filtraba entre los colores celestes, cubriéndose de un bello naranja. Era increíble que aquello sucediera todos los días, en un horario y que nadie pudiera frenarlo, pero también lo era la poca importancia e interés que las personas prestaban; demasiadas ocupadas en sus días a días.
Suspiro lentamente, procurando lanzar todo el aire contenido en sus pulmones. Después de respirar, bebió su té lentamente.
Un recuerdo lo llenó de nostalgia, haciéndolo sonreír ligeramente bajo la taza.
«—¿Cuántos años tienes?
Fue la repentina pregunta de una chica a sus espaldas, que lo miraba como sí fuera un animal de circo, cómo si fuera algo extraño.
—¿Se supone que debo decir mis datos personales a una desconocida? —El jóven de cabello plateado dijo después de un largo silencio, acomodando su ropa tradicional. Tras mirar los ojos de la chica, supo que no iba a decir algo más. —Quince.
—Oh. ¿Tienes alma de señor de cuarentena? —Rió, negando. —No puedo creer que un chico de mi edad esté tomando té como un señor amargado.
Fukuzawa frunció el ceño, sin darle mucha importancia y volteandose. No iba a darle el gusto de pelearse con él, era una discusión perdida.
—Que gran conversador, eh.
La chica iba a decir algo más, pero al escuchar la voz de su madre, solamente tuvo que despedirse del joven. —Bueno, ¡Soy ____! —La chica se despedía, cada vez más alejada. Luego pareció pensar en algo, deteniéndose a una distancia considerable de Fukuzawa. —¡Se supone que debes decirme tu nombre también!
Fukuzawa escuchó esto, moviendo sus labios mientras fingía pronunciar una palabra. Tal y como esperaba, vió a la chica entrecerrar los ojos mientras intentaba leer sus labios, saber las palabras que jamás salieron de su boca.
Estos encuentros comenzaron a ser comunes y después frecuentes. Hasta que sus encuentros eran una rutina diaria. La chica hablaba casi sola, deleitándose por el silencio pero la escucha, mientras que Fukuzawa disfrutaba de la compañía burbujeante de ____, encontrándolo hasta calmante, a pesar de la personalidad energética de la contraria.
Pero jamás se declararon como amigos. Por el simple hecho de que ellos nunca lo serían; destinados a enamorarse, y con suerte, serían amantes por el resto de sus vidas. Tan solo qué en aquél entonces no eran más que adolescentes llenos de problemas y ambiciones.
—¡No es justo, no quiero verlas más! —Se quejó la chica mientras tocaba sus moretones.
En su escuela, era acosada por un grupo de chicas de unos años mayores, a punto de pasar a la adultez. ___ no era más que un trapo sucio, con cuál se desahogaba de su estrés diario, una hoja pura apunto de ser rayada.
Fukuzawa se mantuvo en silencio, colocando su mano en la espalda de ____, intentando consolarla con su tacto empático. El rostro del chico de cabello plateado tenía un par de raspones en su rostro, pero apenas y eran notables. —Unos hombres creyeron que podrían robarme, hasta internaron atacarme. No puedo creer que hay personas tan crueles.
____ quedó en silencio, mirando a Fukuzawa con admiración y casi envidia, a su fuerza y determinación para defenderse. —Parece que estamos iguales, viejo.
La última frase pareció desarmar a Fukuzawa, quién retiró su mano de la espalda de la chica mientras seguía ofendido. —Acosadora.»
Los recuerdos golpearon a Fukuzawa, sonriendo mientras recordaba aquellas épocas simples, de niños inocentes e inexpertos, que fingían ser adultos. Al recordar lo último, tal como esa vez, se quedó en silencio mientras dudaba de la capacidad mental de ____.
Y no es que le dijera tonta, tan solo era ___.
No pudo terminar sus pensamientos, ya que la puerta se abrió, dejando ver a la mujer que hace unos segundos ocupaba su mente.
—¡No creerás las cosas que compré! Te encantará, también traje algunos regalos para tus empleados. Imagínate, que luego te denuncian por sobreexplotación laboral.
Fukuzawa únicamente sonrió, negando con la cabeza. —Bueno, ¿Es ropa?
—No. —Dijo con simpleza mientras dejaba la bolsa en el escritorio.
Cuando Fukuzawa abrió el paquete, abrió los ojos con sorpresa. Era un juego de té de porcelana, de diseño simple y refinado, sin excesos ni vacíos. El material era de gran calidad, lo que lo atribuía a la elegancia propia.
—¿Para mí? —Sabía la respuesta, pero aún así le preguntó mientras sostenía una de las tazas.
—¿Hay algún viejo más en esta oficina?
—Sí, tú, acosadora.
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No me gustó mucho la vdd, pero ya llevaba tiempo sin actualizar y está la tenía por la mitad, y como no tenía tiempo para hacer otra, nomás lo terminé e intente que fuera mejor a partir de dónde lo deje, pero no quedó.
Voy a intentar actualizar mis otras historias, y por cierto, doy como terminado una de mis historias “cartas de dos corazones enamorados” ya que comencé a leer un fanfic “Cartas no enviadas” y literalmente, SON CASI LO MISMO.
Y yo que pensé que tenía una idea re original y me estaba haciendo apoyo moral re loca, y nada que ver JAJSJAJ
Fuera de eso, ¿Cómo andan? La última vez no puse nada más allá de la historia, era xq no tenía luz y apenas vino lo subí porque me sentía corta de tiempo. Me gano la desesperación, otra vez.
La próxima parte será de Ango como padre, no hace falta decir que NO va a ser romántico 🕴️
