"Tazas de café a puerta abierta"
No tenía mucho tiempo de conocer a aquél hombre, el detective de homicidios; Ayatsuji Yukito. No recordaba exactamente cómo, solo sabe que al salir de la tienda, estaba hablando, ella sola diciendo monosílabos sin aparente ser escuchada, con el rubio. Sin embargo, podía decir que tenía una extraña amistad con este mismo. La puerta del segundo piso, su "Hogar", siempre tenía la puerta entreabierta, sin embargo nadie pasaba al interior, por medio y por incertidumbre de como reaccionaría Yukito la mayoría prefería no entrar. Sin embargo...
-Ya estoy aquí, Suji! -Exclamo una voz alegre, los pasos de una chica jóven de cabello gris con destellos rosados se pasaron adentro de la habitación. Tenía un uniforme escolar, con la corbata a medio colocar.
-No necesitas gritar, se un poco más discreta-Dijo, tenía una mirada serena, tan tranquila que generaba miedo. Tenía el cabello desarreglado y una camisa blanca con algunos botones sin prender, sin molestarse mucho en su aspecto físico.
-Das miedo, ¿Sabes? Pobres gatitos de seguro quieren ir conmigo a mi casa. -Dijo mientras se agachaba y acariciaba a uno de los gatitos, negro y diminuto. Fanática de los gatos, aprovechaba a los acariciaba en la primera oportunidad.
-Otra vez, faltaste otra vez a la escuela Te recuerdo que esto no es una guardería.-Dijo al ver que la chica estaba dejando una mochila en el sillón. No es la primera vez, cada día martes la chica se escapaba de la escuela, y terminaba en su casa durante horas.
Simplemente rió y asintió ante el comentario, sin darle mucha importancia. Rápidamente saco de su bolso en paquete de azúcar, entregando a Yukito como soborno, supuestamente. -No te enojes ni me des sermones, que te salen arrugas. Mira, te compre un paquete de azúcar, ayer ví que se estaba acabando.
El hombre simplemente vió el paquete y luego simplemente relajo la mirada. -Entonces prepara dos cafés, ya sabes cómo son los míos.
-Usted siempre abusa de mi bondad, no soy su sirvienta. -Lloriqueo pero luego simplemente fue hacía la cocina donde preparó los dos cafés, sin leche para Yukito y el suyo con aquel lácteo. -Acá está el suyo, Suji-San. Mentira es este -Dijo mientras reía, luego de dejar la taza de café sin leche con Yukito ella se terminó de sentar en el sillón con la taza apoyada en la mesa pequeña cercana.
-Hm, te lo agradezco. Y no hagas sonidos extraños al tomar.
Ella simplemente alzó sus manos en un gesto de inocencia, luego le saco la lengua y agarro el café. Talvez era una maldición, pero siempre se le ocurría tema de conversación cuando comía o bebía. Simplemente rió y después empezó a hablar.
-Cuando venía, fui a la tienda para comprar. Y había una familia ahí comprando, y el único niño empezó a hacer un berrinche solamente porque yo tome el último paquete de azúcar. Empezó a llorar, a intentar quitarme el paquete de la mano. Jeje, era un enano rabioso, así como un Chihuahua o algo así. -Dijo mientras reía, recordando su pequeño percance con un niño.
Con una sonrisa poco notable Yukito simplemente hizo un sonido de entendimiento, dando a entender que si la estaba escuchando. No era alguien que hablará mucho, y tampoco que acostumbrara a escuchar a otros hablar. La de cabellos grises simplemente siguió hablando de cualquier cosa, su voz era alegre y energético, Pero su cara tenía grandes ojeras que mostraban las pocas horas de sueño, sí es que logró dormir, de la más jóven.
Su relación era extraña, no era de ninguna manera romántica pero tampoco era amistosa, era casi fraternal, pero si tuviera que resumir su relación su relación en simples palabras sería sin duda; tazas de café a puerta abierta. Se acostumbro a venir al segundo piso hablar con Yukito mientras tomaban dos tazas de cafés, uno con y otro sin leche, con la puerta abierta. Las minutos y las horas de convirtieron en uno solo, tan rápido como un parpadeó, pero tan agotado como una jornada. Sus ojos pasaban, al igual que su cuerpo, pero se negaba dormir, solamente paso unas cuantas horas desde que oscureció.
-Estoy cansada Suji-San, podría dormir hoy aquí? -Dijo mientras apoyaba su espalda en el sillón mientras sonreía.
-No me sorprendería que algún día pidas vivir aquí. Entonces buscaré almohadas y todo eso. -Aviso y se paró, yendo a su propia habitación para buscar todo lo necesario para su estadía ahí. Nunca pregunto si vida familiar, no necesitaba saber tanto, pero su mente produjo varias opciones. Regreso después de unos minutos, abrió un poco los ojos y después suspiro.
-Esta niña no tiene remedio. -Dijo, poniendo la fina tela alrededor del cuerpo, ya dormido, de la menor, cuidando de no despertarla ni tocarla de más. La vió unos segundos, arregló su cabello y una pequeña sonrisa, diminuta, se forma en sus labios. Recogió las tazas de café, dejando la puerta abierta.
...
-¡Ahh! ¡Me quedé dormida! -
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Bungo Stray Dogs! ☆
FanficOne shots, escenarios y headcanons de Bungō Stray Dogs! 。*゚+