Capítulo XLIII

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—¿Su tío los quiere muertos?—levanto las cejas—. ¿Por qué?

—Yara es la heredera de las islas de hierro, mientras ella esté viva—contesta Theon.

Respiro profundo.

Robb y cada norteño espera fuera del salón. No necesitamos un derramamiento de sangre cuando los Greyjoy vienen con el ofrecimiento de una alianza.

Sin embargo, traicionaron a los Stark.

—Tú también eres una amenaza—miro a Theon—. Para Euron, para tu casa y para la familia que te acogió durante años. Traicionaste a Robb y ahora ustedes pretenden que yo acepte su ofrecimiento.

No soy idiota, sé los pros y contras. Pero si vinieron aquí, deben defenderse ante a quienes ruegan que los ayuden.

No es que tengan muchas opciones. Es eso o morir a manos de Euron Greyjoy.

—Es morir con usted o morir, majestad—dice Yara—. Nuestro tío va a matarnos queramos o no. Pero hemos escuchado que usted es una buena reina. Y por eso queremos ser sus aliados.

—¿A cambio de qué?

—De que nos dé las islas de hierro—contesta.

Las islas de hierro son solo eso. Islas. No nos aportan nada a lo que no podamos renunciar más que... a sus flotas.

—Juraran lealtad a las casas Targaryen—condiciono—. Y no violarán o saquearán de nuevo.

—Majestad, eso es lo que hacemos—Yara frunce el ceño y yo me acerco, parándome justo frente a ella mientras la miro directamente a los ojos con los inmaculados respaldándome.

No lo diré en voz alta aún, pero planeo cambiar que esas acciones se tomen con tanta normalidad. Cortaré pollas y manos de ser necesario. «A veces hay que tener mano dura»

—Ya no—digo—. No toleraré saqueos ni violaciones o asesinatos a nadie en Westeros . Y si lo hacen, quemaré las Islas de Hierro.

Ella respira profundo, con sus ojos repasando todo mi rostro antes de asentir.

—Ya no.

—Bien—doy la vuelta y vuelto a la mesa—. Pueden acampar a las afueras del castillo, nadie intentará nada. Los Inmaculados los respaldarán mientras estén bajo mi protección.

»Hablaré con mi esposo, serán llamados a primera hora de la mañana y se les informará cual es la decisión final—los miro—. Pueden retirarse. Grey Worm va a acompañarlos.

***

—Quemaron Winterfell—me recuerda Robb y respiro profundo—. Asesinaron a...

—Varios del Norte, saquearon y violaron—lo interrumpo—. Igual que los salvajes. Con la diferencia de que los Greyjoy tienen algo muy grande para ofrecernos.

—¿Qué?—masculla

—Sus flotas—me acerco y apoyo mis manos en su pecho, sobre el cuero de su traje—. Sus hombres morirán por mi como pago por lo que le hicieron al norte. Ellos hincarán la rodilla y juraran lealtad a la casa Targaryen a perpetuidad. Y tenemos tres dragones, seis si contamos los de mi hermana, un ejército Dothraki y dos de inmaculados si unimos fuerzas con Dany—acaricio su nuca con una de mis manos—. Tenemos barcos, pero no los suficientes y no como la flota de hierro. Esto es una guerra, Robb.

—Nos traicionaron.

—Te traicionaron a ti—le recuerdo—. Te traicionaron porque Theon creía que era inteligente, que podía ser el heredero de las Islas de Hierro y porque no tenías una esposa jinete de dos dragones—tomo su rostro entre mis manos—. Theon tuvo consecuencias por lo que hizo gracias a los Bolton, ayudó a tu hermana a escapar de sus garras; su hermana será quien herede el trono y tu esposa va a quemar las Islas de Hierro si se atreven a traicionarnos de nuevo.

The queen of fire and ice [Robb Stark]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora