Dos meses después...
—Todo marcha bien, majestad—me informa Missandei—. Los niños están felices, el oro llega y gran parte se utiliza para cubrir las necesidades del pueblo.
Sonrío, acariciando mi vientre mientras caminamos por el palacio.
Dos meses han pasado. Tres desde que ordené que todas estas cosas se llevaran a cabo y me alegra escuchar que todo está saliendo bien a pesar de algunos... pequeños contratiempos en el camino.
Es difícil, pero no imposible.
—Me alegra escuchar eso, ¿qué tal van las cosechas?—tomo otra fresa del tazón en mis manos y Missandei me ofrece una pequeña sonrisa
Bueno, es mi tercer mes de embarazo según Visella y los antojos de muchas cosas ya comienzan a hacerse presentes. Igual que el bebé, porque mi vientre es pequeño pero visible.
—Van de maravilla, y veo que le gustan los regalos de los campesinos.
Destinamos algunas partes cercanas a la muralla, dónde se excavó para obtener agua, a la cosecha de frutas y verduras que abastecerán a la ciudad. Los llaman campesinos aunque no es campo, pero está bien.
Les va de maravilla, todo lo sembrado es delicioso y creo que los dioses están de nuestro lado. A pesar de... bueno, la situación.
—Son deliciosas, están muy dulces—le extiendo el tazón—. Prueba. Ya me siento bastante mal por comer tanto y necesito que alguien me acompañe.
Ríe, tomando una fresa y mordiéndola antes de asentir en aprobación.
—Están deliciosas.
Bajamos los escalones que dan al enorme patio trasero del palacio y enarco una ceja al ver a Visella y Robb sentados en un banco cercano mientras ella le señala algo en un libro que él tiene en su regazo.
Robb asiente mirando el libro con curiosidad y ella asiente en aprobación cuando él le dice algo con el ceño fruncido.
—¿Historia?—pregunto y los dos pares de ojos vuelan en mi dirección
Robb me ofrece una sonrisa y se levanta de inmediato para venir a mi y acariciar mi vientre con una naturalidad que ha adquirido a lo largo de los meses.
Sus recuerdos aún no vuelven, pero Visella, ser Barristan y yo nos encargamos de ofrecerle toda la información que tenemos sobre él y su casa.
Es difícil cuando en realidad nunca hablé a profundidad con mi esposo. Nunca nos... sentamos a hablar de su infancia o la historia de su casa, de la que sé muy poco.
—La danza de dragones—informa y miro a Visella que se encoge de hombros—. Visella me contaba sobre la parte en la que Cregan Stark marchó al sur para apoyar la causa de Rhaenyra.
—Oh, Cregan Stark...—suspiro— el viejo lobo. Es el único en la historia de tu casa que me agrada... quizás porque es el único del que he escuchado, pero bueno—me encojo de hombros y Robb sonríe
—Deberíamos llamarlo Cregan—propone y frunzo el ceño negando—. ¿No?
—Ya lo hablamos—aparto su mano y Visella le hace una señal a Missandei para que la acompañe a caminar—. El nombre y mi apellido...
—Ya dijiste que quieres continuar con la dinastía de tu casa, lo sé—Robb aprieta la mandíbula—. ¿Cuál es el problema en que sea mi casa la nueva dinastía?
—Que es exactamente lo mismo que han hecho con nosotras por años—niego—. Nos han dejado de lado, nos hacen menos por ser mujeres. Acabas de escuchar la historia de Rhaenyra y quieres que yo, la legítima heredera al trono, acabe con la dinastía de mi casa solo porque te niegas a que nuestro hijo ascienda al trono con mi apellido—ruedo los ojos—. Dime si eso no es injusto.
—Son leyes...
—Pues se crean nuevas leyes—lo corto—. ¿Quieres seguir con tu casa? Bien, te daré otro hijo, Robb. Pero mi dinastía no acaba conmigo y no lo siento por no ceder en esto.
»Niña o niño, nuestro bebé llevará mi apellido cuando suba al trono y no es algo que quiera seguir discutiendo—tomo sus manos—. Ponte en mi lugar, Robb. ¿Por qué no puedes entender lo mucho que significa esto para mi? ¿Por qué vamos a luchar por algo que acabará conmigo? No es lógico.
Toma mi rostro entre sus manos y respiro profundo cuando acaricia mi mejilla con sus nudillos, mirándome fijamente a los ojos mientras le sostengo la mirada.
»Si... de tus hermanos solo Sansa fuera la heredera viva—murmuro—, ¿querrías que fuera otro apellido el que siguiera gobernando en el norte?
Sé que no es muy adecuado hacer una pregunta de ese tipo cuando todo lo que tiene de sus hermanos son historias contadas de boca de Visella y ser Barristan. Pero sé que ha entendido lo importante que fue y es su casa para él, y necesito que entienda que la mía es importante para mi.
—¿Cuántos hijos quieres tener?—pregunta y me toma tan desprevenida que mis mejillas se calientan—. Me han hablado de todo, menos de nuestra relación y matrimonio.
Ese no era mi punto con la pregunta, pero si quiere saber sobre nuestro matrimonio supongo que ya va siendo la hora de hablar.
—Bueno, yo... creí que era menos importante que tu casa y tu historia—explico—. Nuestro matrimonio fue una alianza.
—¿Solo una alianza?—frunce el ceño—. No creo, Alyssa, que me haya casado contigo y no me hubiera enamorado.
Parpadeo.
Mi corazón comienza a martillear en mi pecho y abro la boca, pero no hay palabras que salgan de ella. No hay nada que pueda decir.
—¿Por qué?—murmuro y las esquinas de su boca se crispan en el fantasma de una sonrisa.
—Porque aunque no tenga recuerdos, puedo jurarte por todos los dioses que eres la mujer más hermosa que he visto en mi vida, Alyssa Targaryen—aparta el cabello de mis hombros—. Te he visto... hacer todo lo posible por hacerme sentir cómodo en medio de este mar que tengo en mi cabeza, te he visto escucharme hacer preguntas por horas y horas que respondes con la más grande paciencia, te he visto explicarme todo con lujo de detalle aclarando cada duda. Te he visto esforzarte por ser una buena reina, aprender a luchar con espadas de madera para no arriesgar al bebé, aprender historia de mi casa para poder responder mis preguntas y aprender la historia de Essos para tener una guía de qué camino seguir siendo la reina de Qarth. ¿Por qué alguien no se enamoraría de ti?
Si antes mis mejillas estaban calientes, ahora están ardiendo. Como si estuvieran en llamas que no se pueden apagar.
Y mi corazón... dioses, mi corazón late tan fuerte que estoy casi segura de que él puede escucharlo incluso con el sonido del mar chocando contra las murallas a lo lejos.
—E-eres mi esposo—murmuro—. Solo es mi deber...
—¿Lo es?—enarca una ceja—. Creo recordar que los dioses nos castigan porque yo no confié en tu causa y a ti... por tu renuencia a amarme.
Trago.
—Mi renuencia a amarte, Robb, se debe a que no quiero necesitar de un hombre. No quiero necesitar de alguien de forma sentimental, no quiero...—respiro profundo— sufrir. Como Harald siempre dijo que sufriría si me enamoraba.
—¿El mismo que huyó después de que lo dejaste sin ojo?—enarca una ceja—. Yo que tú olvidaría cada cosa que él haya dicho, Alyssa.
Besa mi mejilla y se aleja subiendo las escaleras para entrar de nuevo al palacio.
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The queen of fire and ice [Robb Stark]
Fanfic"Targaryen o fuegoscuro, sigue llevando tu sangre. Por tu casa, por los dioses viejos y nuevos, quiero que jures protegerla hasta que llegue el día en que ella deba tomar el trono" había pedido la reina Rhaella, encargándole a ser Harald a su hija...