Una hora después...
—¿Necesita ayuda para bajar, ser?—pregunto, conteniendo la risa al escucharlo quejarse cuando Balaur apoya las garras delanteras en la arena a unos metros del campamento
Ya tenemos la atención de todos, es decir, no todos los días se ve a un dragón volar por aquí.
—No, majestad, estoy bien—asegura y miro sobre mi hombro, pero mis cejas se levantan con sorpresa al ver a Visella
Joven. Su cabello es fuerte, sigue siendo de un color ceniza pero sus facciones son las de cualquier valyrio con ojos violetas tan oscuros que parecen negros.
—¿Cómo...?—pregunto y señala su gargantilla
—Hecha con acero Valyrio y magia—me guiña un ojo—. Ya le haré una como prevención.
Ser Barristan también está asombrado, parece ver un fantasma, pero de todas formas la ayuda a bajar mientras Balaur desciende sobre su estómago para hacérselos más fácil.
Yo bajo en menos de nada, dejando las riendas a un lado y descendiendo por las cuerdas que sirven como escalera y para sujetar la silla de montar.
Me encamino al campamento con mis dos... ¿consejeros? Siguiéndome, consiguiendo las miradas de todos.
La armadura de ser Barristan resuena con cada paso, y yo paso mis manos por mi traje negro con hombreras plateadas que simulan escamas, una cadena que cruza mi pecho como una banda y dos dragones como escudo; un dragón tricéfalo sobre mi corazón, otro negro y un poco más grande en una de las hombreras en representación a Balaur.
—Envié un cuervo para ti—Robb se acerca a recibirme y hace una reverencia que le sigue a las de sus abanderados
—Levántense—autorizo, extendiendo mi mano a Robb con la intención de estrecharla, pero me sorprende cuando la lleva a sus labios y besa el dorso. Carraspeo—. La recibí, pero soy demasiado impaciente.
Ríe.
»Entonces, creo que necesito un poco de vino—propongo y asiente, ofreciéndome su brazo antes de encaminarnos a su tienda
—Tu dragón sigue aterrorizando a mis hombres—bromea y sonrío, mirando sobre mi hombro para ver a los hombres de las tiendas más cercanas a Balaur alejarse—. No va a comérselos, ¿no?
—No a menos que lo hagan enojar—me encojo de hombros—. ¿Qué tal todo?
—Bueno, eso ya lo sabes—suspira mientras entramos a su tienda y se acerca al escritorio para servirme vino—. Winterfell fue tomada por Theon Greyjoy, mis hermanos son sus rehenes—niega entregándome la copa
—Señores, retírense—ordeno a ser Barristan y Visella—. Caminen un rato.
Asienten, haciendo una breve reverencia antes de salir y dejarnos solos.
»Cometiste un error al confiar en un Greyjoy—niego—. Vamos, Robb, tienen por cultura saquear, robar, traicionar y violar.
—Lo sé—asiente apretando la mandíbula
—Todos cometemos errores en algún punto, la guerra no es la excepción—murmuro—. Tienes que ser precavido a partir de ahora—me acerco y aprieto su brazo—. ¿Quieres recuperar Winterfell o seguir con el camino?
Sermonearlo después del error cometido no vale la pena. Así que, lo mejor es tomar decisiones y avanzar porque no podemos quedarnos varados.
—No van a hacerle nada a mis hermanos, los necesita para doblegarme.
—Si, tienes razón en eso—suspiro—. Supongo que eso significa que debes cruzar ese puente, ¿no es así?
Asiente.
»¿Y qué hay del matrimonio con la chica Frey?—pregunto, tomando un gran sorbo del vino para tomar valentía—. ¿Por qué no casarte con ella?
—Porque no deseo hacerlo—me mira y respiro profundamente—. ¿Te casarías con alguien solo para cruzar un puente?
—Bueno, disculpa si te ofendo; pero es la razón de alianza matrimonial más ridícula que he escuchado—me burlo y sonríe negando mientras agacha la cabeza—. Es decir, entiendo que sea necesario pero al final será solo un jodido puente, ¿sabes?
—Lo sé—ríe—. Pero no necesito que te burles de esa patética unión.
—Respondiendo a la pregunta—inhalo—. Me casaría por una alianza de ser necesario para toda esta guerra. Pero sería... no sé, con alguien como tú, un rey con veinte mil hombres y caballos. No por un puente.
Sus ojos vuelven a mi inmediatamente, pero yo tomo otro sorbo del poco fuerte vino, intentando no lucir avergonzada o nerviosa por hacer esta propuesta. O comentario, porque en realidad creo que no propuse nada.
Por los dioses.
—Si, una alianza con la futura reina de Westeros sería grandiosa—comenta y me encojo de hombros—. ¿Qué crees que pensarían todos de ello?
Bueno, la semilla está sembrada.
Ahora la idea se ha filtrado en su cabeza. La idea de poder y de librarse de un matrimonio que solo servirá para cruzar un puente.
—Ha llegado a mis oídos que temen nuestra alianza—suspiro antes de mirarlo a los ojos. «Bueno, esos son unos ojos cautivadores, sin duda». Trago—. Si tú y yo nos llegáramos a casar... seríamos un frente mucho más amplio, una amenaza mucho más grande.
—¿Y que opinarías tú de ello?
Enarco una ceja
—Como dije, con una alianza como la tuya, me casaría—me encojo de hombros—. ¿Por qué? ¿Estás proponiéndome matrimonio?
—¿Dirías que si?—contraataca y sonrío tomando un sorbo de vino, pero mis cejas se levantan con sorpresa cuando toma mi mano, logrando que una pequeña chispa recorra mi cuerpo—. Me complacería que usted aceptara casarse conmigo, majestad.
Me lamo los labios, llamando su atención a ellos mientras dejo la copa en el escritorio.
—Supongo que dos cabezas piensan mejor que una—lo miro a los ojos, siendo atrapada en el azul de estos—. Acepto su propuesta, rey Robb. Nos casaremos.
Me ofrece una sonrisa de boca cerrada antes de inclinarse a besar mi mejilla, lo que me deja completamente helada, pero con mi cuerpo calentándose por el roce de sus labios.
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The queen of fire and ice [Robb Stark]
Fanfic"Targaryen o fuegoscuro, sigue llevando tu sangre. Por tu casa, por los dioses viejos y nuevos, quiero que jures protegerla hasta que llegue el día en que ella deba tomar el trono" había pedido la reina Rhaella, encargándole a ser Harald a su hija...