Capítulo XV

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—Entonces... ¿cuantos años tienes?—pregunto a la bruja mientras

—Ciento cincuenta años, majestad—responde tomando de la copa con su vino—. No tuve la dicha de ver a su casa en su máxima gloria, pero mi madre lo hizo.

—¿Y quién fue su madre?

—Mi madre fue hija de Saera Targaryen—informa y levanto las cejas—. Si, mi madre era nieta del rey Jaehaerys. Sin embargo, partió a Valyria con un hombre rico y codicioso de Volantis. Ya estaba embarazada de mi para ese entonces.

—¿Ese hombre rico era tu padre?

Niega.

—Mi padre fue cliente de mi madre—chasquea la lengua—. Era un don nadie. Pero el punto es... que los nueve meses de mi madre se cumplieron cuando se adentraban a Valyria. Nací allí, y morí allí también.

—¿Moriste?—frunzo el ceño sin comprender

—Si, pero ahí, en el barco, estaba una mujer que era una bruja de Valyria—suspira—. Mi madre murió en el parto, yo también, pero ella me salvó a mi. No hizo lo mismo con mi madre.

—¿Por qué?

—Porque era yo la que estaba destinada a servirle a la reina de dragones—contesta—. Me enseñó todo, desde la conquista hasta la caída de nuestra casa y más allá. Yo debo darle la información real sobre su casa, yo debo advertirle de los enemigos y amigos que son enemigos en realidad.

—¿Y quienes son esos?—pregunto y sonríe negando

—Un tiempo para todo, cosas deben pasar antes de que hayan decisiones que tomar—suspira—. Y lamento mi mala educación, soy Visella.

—Visella Targaryen—respiro profundo—. Por supuesto.

—Así es—ríe—. Hay más personas en el mundo con sangre Targaryen de las que cualquiera podría contar.

—Conociendo a los hombres de mi casa, no lo dudo—bromeo y ella sonríe, pero sus ojos van a las puertas para que un segundo después sean abiertas de golpe por Harald

—Stannis llegó a Blackwater—informa y levanto las cejas—. Probablemente para este momento ya estén peleando, la misiva fue enviada hace un día.

—Lo hacen—confirma Visella—. El Blackwater se ilumina de verde en este momento—respira profundo

—¿Verde?—frunzo el ceño—. ¿Fuego Valyrio?

—Si—asiente—. Un hombre inteligente creyó que era buena idea. Sin embargo, eso no lo salvará de un destino sangriento.

—No, supongo que no—me encojo de hombros—. Es el tipo de cosas que solo puedes usar una vez. Y eso si tienes la reserva necesaria. Cosa que dudo.

—La tienen, pero es peligroso—dice—. Un poco más de la cuenta podría acabar con todo desembarco del rey.

—Gracias, ser Harald, puede retirarse—autorizo y Harald me mira con el ceño fruncido un par de segundos antes de hacer una corta reverencia y salir

—Debería ir a descansar, majestad—propone Visella—. Mañana será un día de tomar decisiones, un amigo suyo llegará y tendrá una propuesta para usted.

—Suena maravilloso—respiro profundo antes de extenderle mi mano—. Te acompaño a tu habitación, vamos.

—Gracias, majestad—sonríe, tomando mi mano para ayudarse a levantarse

***

—Solo fruta, gracias—detengo al sirviente cuando intenta servirme carne en el plato y él asiente retrocediendo

The queen of fire and ice [Robb Stark]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora