Bucky Barnes OneShots III

Escritor (Bucky x hija)

Prólogo: Cuando Bucky "muere" en los 40's, su madre decide publicar unos libros que él había escrito, y ahora en la actualidad tratas de convencerlo de que vuelva a publicar sus nuevos libros.

Word count: 788

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Advertencia: Aquí la rayis es hija de Bucky.

Antes de que Bucky se fuera a aquella misión donde cayó del tren solía escribir mucho, de hecho, había escrito libros completos que jamás había pensado en publicar y solo estaban escondidos bajo su cama en varias cajas.

Después de que supuestamente falleciera al haber caído del tren, su madre descubrió y leyó todos sus libros, y tiempo después los envió a una editorial para que los revisaran y los publicó provocando que Bucky ganara una gran fama, a pesar de estar "muerto".

Años más tarde cuando Steve lo encontró y lo llevó a vivir a la Torre habiendo quitado los códigos de su cabeza, Bucky se encontró con la sorpresa de que su madre había publicado sus libros lo que le volvió bastante famoso, e incluso ahora que la gente sabía que estaba vivo le pedían sus autógrafos.

Durante su tiempo en Hydra te había adoptado a ti cuando tenías 3 años, y fue por eso que decidió escapar para vivir una vida tranquilo. Cuando Steve los encontró tu ya tenías más o menos catorce años, y después de ir a Wakanda a que le quitaran los códigos y que en ese tiempo te quedaras en la Torre con todos, y entre tanto fueras a visitar a tu papá, habían pasado dos años.

Aquel día estabas en el departamento que Tony compró para ustedes leyendo uno de los libros de Bucky en tu habitación, cuando escuchaste la puerta principal abrirse y que el Sargento dejó sus llaves sobre la mesa.

–¡Muñeca llegué!–Dijo antes de asomarse por la puerta de tu habitación.–Compré cosas para hacer hamburguesas y pizza, ¿cuál de las dos prefieres?

–¿Has pensado en publicar otro libro?–Le preguntaste estando recostada en tu cama sosteniendo el libro sobre tu rostro e ignorando totalmente su pregunta.

–¿Y a qué se debe esa pregunta?–Rio ligeramente dejando las bolsas sobre tu escritorio y levantando tus piernas para sentarse a los pies de la cama dejando tus piernas en su regazo.

–El tío Sam me regaló unos libros que tu mamá publicó después de... bueno, eso. Y ahora estaba terminando de leer uno y me puse a pensar... tienes más libros escritos que has hecho durante todo este tiempo desde que escapamos de Hydra, tu mismo me los has leído y son increíbles, ¿por qué no los públicas? Debes tener al menos unos quince escritos que has hecho durante todos estos años.–Le dijiste sentándote en la cama y cruzando tus piernas para verle.

–Es que no es tan fácil, muñeca.–Dijo con una pequeña risita viendo hacia sus manos jugando con ellas y apoyando la espalda atrás en la pared, mientras tú le observabas después de marcar la página y cerrar el libro dejándolo a un lado.–Nadie va a querer leer libros del Soldado del Invierno.

–¿Por qué no? Hay muchas personas que les encantaría leer nuevos libros tuyos ahora que volviste, créeme que he visto miles de comentarios en Internet de la gente impaciente por saber si vas a seguir publicando o no.–Le dijiste con una sonrisa provocando que levantara la vista hacia ti.–Tu mamá los publicó en los años cuarenta y aún así los vendieron en pocos días, y ahora que son otros tiempos y hay mucha más tecnología las editoriales pueden tardarse menos revisando y enviarlos a todas partes del mundo, ¿no te gustaría eso? ¿Que la gente te conociera como el escritor James Bucky Barnes? Porque créeme que a nadie le importa quién fue el Soldado del Invierno, además, tú no eres él.

Bucky levantó la vista hacia ti y se quedó pensando unos momentos, antes de que una pequeña sonrisa se formara en su rostro.

–¿De verdad piensas que sería una buena idea?

–¡Pues claro! Se venderían en pocos segundos y todos querrían leer tus historias.–Le dijiste acercándote a él para sentarte a su lado y así apoyar tu cabeza en su hombro abrazándolo por el costado.

Bucky rio ligeramente y te abrazó de vuelta por los hombros dejando un beso en tu cabeza antes de apoyar su mejilla en ella.

–Está bien, voy a revisar qué tal y podemos enviarlas a una editorial.

–¡Si!–Exclamaste alzando tu puño a modo de victoria lo cual le hizo reír antes de ponerse de pie para tomar las bolsas.

–Ahora anda a lavarte las manos y me ayudas a cocinar.–Te dijo yendo hacia la cocina mientras tu ibas detrás suyo para ayudarle.