﹆ 🌺 ( 𝗗𝗘𝗟𝗜𝗖𝗔𝗧𝗘 ) ₊ೆ ̖́‧
❛ this ain't for the best, my reputation's never been worse so, you must like me for me. . .
🕷 🍀 ❱ Aún así; cuando a Camila se le venía el mundo abajo, supo encontrar comodidad y refugio en...
❪ desearía por olvidar como pudimos llegar a tenerlo todo ❫
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Omnisciente
CASI OCHO DE LA MAÑANA, y Facundo no podía pegar un ojo.
Era la primera vez en mucho tiempo que volvía a sentirse así. A sentir esa sensación que solo Camila y su presencia podían provocarle. Gran parte de su vida tuvo la certeza que ese sentimiento jamás volvería, pero ahora; observando como Camila dormía a su lado plácidamente, con solo una sabana blanca cubriendo su cuerpo, se sentía el hombre más afortunado del mundo.
Sabía que no era un sentimiento en vano. Él era el hombre más afortunado del mundo.
Camila siempre estaba ahí, deambulando por su mente, desde que la conoció. Sabía que nunca la había superado por completo, más allá de que hubieron otras personas, siempre que escuchaba algo sobre ella sentía algo completamente diferente.
Camila tenía eso con cada persona con la que estaba, era realmente insuperable.
Él nunca se consideró lento o tibio. Y al final, él nunca fue amigo de Julián.
El rubio se levantó de la cama, con cuidado para no despertar a la morocha durmiendo a su lado. Se puso la ropa y se peinó un poco para después salir de la habitación, descalza, no sin antes dedicarle una larga mirada a Camila, como para confirmar que ella estaba ahí realmente, y no era algo producto de su imaginación o algún sueño.
Pero era real. Y de haber sido lo contrario, tampoco sería la primera vez que lo imaginara, con la esperanza de que algún día se volviera realidad.
Se dirigió a la cocina del departamento, intentando no tropezar con las pertenencias desparramadas de Camila en el suelo. Supuso que nunca había deshecho la maleta por completo y solo iba sacando cosas al azar. Siempre supo que era bastante desorganizada, y le causaba gracia como aquello no había cambiado.
Quiso darle una mano para que no tuviera que encargarse ella sola de todo ese despelote. Por lo que antes de cambiarse o preparar el desayuno, abrió la maleta de Camila para acomodar sus cosas con cuidado, doblando las remeras y los pantalones para que no se arruguen, y acomodando su neceser de maquillaje.
En uno de los bolsillos dentro de la maleta, sus ojos se encontraron con una bolsa transparente llena de papeles. Entre su gran mayoría, llena de fotos. Las ganas de chusmear un poco su contenido le ganaban, aunque sabía que no estaba bien revisar cosas ajenas, en especial las cosas de Camila, pero la curiosidad era más grande que él. Por lo que no tardó en revisar que Camila seguía profundamente dormida, y, con delicadeza, abrió el cierre y sacó la bolsa para examinar su contenido.
