Capítulo 7: El partido de Quidditch

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26 de Febrero de 1977

Sirius solo podía describirse en este momento a sí mismo con dos palabras: crisis nerviosa.

Y no, no tenía que ver con el partido que ocurrirá en menos de diez minutos, tampoco con el hecho que su oponente sería Slytherin, sino con el no haber visto todavía a cierto castaño amante del chocolate al cual había invitado.

― Tranquilo Sirius, estás sudando ―comentó James ocultando una sonrisa divertida.

― ¡¿Qué tal si no viene?!

― ¿Remus? ―preguntó Marlene, terminando de ponerse sus guantes de cuero y uniéndose a la conversación. Ambos chicos asintieron con la cabeza―. Oh, él odia el Quidditch.

Sirius casi se pone a llorar.

― Pero si Padfoot lo invitó, es más probable que venga, ¿verdad? ―aclaró James, dándole unas palmadas en la espalda a su amigo que ya estaba ocultando su rostro en sus palmas.

― ¿Lo invitaste? ―cuestionó Marlene, con los ojos muy abiertos debido a la sorpresa.

― Si, bueno... depende de cuál es tu definición de invitar.

Sus dos amigos lo miraron con confusión, claramente sin comprender sus palabras.

Honestamente, la forma en la que invitó a venir a Remus fue estúpida, tanto que no le sorprendería que no llegara. Sentía tanta pena de sí mismo, que se había resignado a decirle a nadie sobre su propuesta, pero ya lo había mencionado con James y Marlene, y nunca fue un buen mentiroso. Sin más opciones, inhaló aire con fuerza, preparándose para las burlas y reclamos.

― Pegué en su puerta una nota donde le pedía que me acompañara...

Silencio.

― ¡¿Eres pendejo o te haces?! ―preguntó James con las manos en la cintura y haciendo énfasis en la grosería, justo como hacía Effie cuando lo regañaba.

― ¡Es la mayor estupidez que he escuchado! ¡¿Qué tal si no lo vio?! ―le siguió Marlene.

― Creí que sería romántico...

― ¡¿Malgastar pergamino te parece romántico?! ¡¿No has pensado en el árbol que acabas de asesinar para realizar aquella idiotez?! ―gritó nuevamente la chica, luciendo el doble de furiosa.

― ¡Los árboles también tienen sentimientos!

― ¡Eres un monstruo! ¡Un asesino!

― ¡Ojalá te...!

― Eh... ¿interrumpo? ―escuchó como alguien preguntaba desde la entrada de la puerta, callando de inmediato los gritos de Marlene y James. Como siempre, Sirius identificó aquella voz de inmediato, entretanto sus dos amigos giraron la cabeza hacia atrás para encontrarse con un tímido Remus mirándolos con desconfianza.

Sirius casi se pone a llorar, pero esta vez, de alegría.

― ¡Viniste! ―exclamó con una gran sonrisa, levantándose de su lugar y corriendo hacia Remus para rodearle el cuello con los brazos.

Remus se quedó estático en su lugar. Incluso James y Marlene los miraron boquiabiertos.

Era la primera vez que se abrazaban. Era la primera vez que sentía el cálido contacto de su cuerpo, su cabello castaño rizado hacerle cosquillas en la nariz, su olor a chocolates y pergamino...Estaba hipnotizado, su cerebro parecía no poder funcionar correctamente, sólo podía pensar cómo quería tener más de Remus. Cualquier cosa.

― Salgamos de aquí. Quiero estar a solas contigo... ―susurró en su oído sin pensarlo.

El castaño tensionó los hombros, para después asentir lentamente con la cabeza. Sirius no necesitaba escuchar algo más. Se separó de él con una sonrisa complacida en el rostro, girándose a encarar a sus amigos, quienes aún los observaban con la boca abierta.

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