Capítulo 29: Correspondido

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12 de Abril de 1977

Sirius es una de esas personas que tiene el sueño bastante ligero, puede enumerar con los dedos las ocasiones donde ha dormido profundamente (la mayoría son después de embriagarse); por lo tanto, no le sorprendió cuando esta mañana, los rayos del sol filtrándose por su ventana fueron capaz de despertarlo.

No cerré la maldita cortina anoche ―pensó con una mueca de disgusto, dándole un fuerte manotazo de ira a la cama; o bueno, lo que creía que era la cama.

― Au... ―escuchó un ronco gemido de dolor.

El Black abrió los ojos de golpe, sentándose en la cama y mirando con estupefacción a Remus, todavía recostado a su lado en la cama y sobando su pecho para amortiguar el dolor del golpe.

― ¡¿Moony?! ―le gritó, con el rostro completamente rojo por la vergüenza―. Perdóname, en serio, me olvidé de que estaba contigo.

― Si me di cuenta ―dijo entre risas adormiladas―. No te preocupes, no fue tan fuerte.

Sirius asintió con la cabeza, sin saber exactamente qué decir. Su cerebro no funcionaba muy bien en las mañanas, y a eso súmale despertar junto a Remus Lupin, con su cabello castaño alborotado, los ojos achicados por el sueño y la voz más grave de lo normal; era un milagro que no se hubiera desmayado a este punto.

― ¿Dormiste bien? ―preguntó Moony, probablemente para llenar el ligero silencio incómodo. Como si estuviera funcionando en automático, el Black volvió a asentir con la cabeza.

― Dormí en una cama.

Remus apretó los labios para evitar soltar una carcajada.

Por favor, ya mátenme.

― Me alegra escucharlo ―aseguró el castaño, moviendo las sábanas para poder levantarse. Sirius no despegó sus ojos de él en ningún momento, siguiendo cada uno de sus movimientos; como al estirar los brazos su camisa interior blanca se levantaba y revelaba parte de su abdomen, su cabello más rizado y esponjado de lo normal, los leves suspiros que salían de sus labios...

Debería ser una bendición despertar así todos los días. ¿En realidad murió y esto es el cielo?

― Voy a salir a ver si Effie necesita ayuda en la cocina ―le informó Remus, colocándose las sandalias y un cárdigan rojo sobre su improvisado pijama. Si, podrán hacer cuarenta grados afuera, pero él nunca se desacera de sus suéteres.

― Te seguiré en un minuto.

Moony asintió en silencio, regalándole una última sonrisa antes de salir de la habitación, cerrando la puerta detrás de él. Ahora que Sirius estaba completamente solo, podía colapsar con comodidad; se dejó caer de cara contra la cama, gritando de frustración en su almohada. Necesitaba calmarse, necesitaba calmar su corazón desbocado y...bueno, algo más.

Tras estar unos cuantos segundos en la cama, reflexionando sobre su existencia y todos los eventos que lo habían llevado hasta este momento, se levantó, dirigiéndose con rapidez al baño; tal vez, el agua fría contra su rostro podría ayudar con sus problemas. Lavó su rostro con delicadeza y lentitud, tomándose el tiempo de masajear cada parte de él e intentando centrar su atención sólo en sus movimientos.

¿Te imaginas que fuera Remus quien nos acariciará el rostro así?

Prácticamente lanzó su cabeza contra el agua fría del lavabo.

No era justo. ¿Cómo Remus podía alterarlo tanto sin siquiera intentarlo? ¿Sabría acaso lo que sus acciones provocaban en él? Probablemente si, y probablemente lo estaba disfrutando; de seguro recordaba todas sus expresiones y tartamudeos nerviosos con una sonrisa de burla, tenía tantas ganas de borrarle esa sonrisa...con un beso sería lo ideal, pero tal vez eso sea mucho pedir. Debía hacer algo que causara el mismo impacto en su cuerpo, que lo haga no despegar sus ojos de él, babear cada vez que lo ve pasar.

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