Capítulo 31: ¿Te sigo gustando?

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Maratón 2/3

Advertencia: Este capítulo tiene escenas con dismorfia corporal y comentarios transfóbicos. Sin son sensibles a este tema, no los lean, y recuerden que estos comentarios negativos no representan mi forma de pensar <3

Ahora sí, disfruten.


12 de Abril de 1977

Regulus nunca había tenido una cita, por lo que era lindo que su primera iba a ser con James. Adoraba a James, ese idiota que no hacía nada más que hacerle perder la paciencia y sentir con una intensidad que nunca había imaginado.

Su novio era un gran romántico, por lo que se negaba no sólo a confesarle a qué lugar asistirían, sino también a que se vieran antes de la cita, algo así como las parejas la noche antes de casarse. Si, Regulus tampoco entendía. Aquella decisión lo había llevado a pasar la tarde en la habitación de Dorcas, con la chica ayudándole a prepararse para su cita.

― ¿No crees que es mucho? ―cuestionó, mirándose en el espejo del tocador.

Llevaba puesta una camisa interior sin mangas verde militar que no alcanzaba a cubrir su ombligo, unos pantalones anchos negros con las rodillas rotas, una camisa de botones abierta del mismo color y las Dr Martens de Sirius. Dorcas le había regalado unos grandes anillos plateados con gemas verdes que combinaban con el collar de péndulo verde que Pandora le había obsequiado y que ahora la morena le obligaba a utilizar. Su cabello corto había crecido demasiado, al punto que ahora podía atarlo en una media coleta, dejando en su rostro leves mechones que acentuaban sus facciones y el delineador negro dentro de su ojo.

― Te ves perfecto ―le aseguró su amiga desde la cama. A diferencia de él, ella lucía mucho más relajada, portando su bata de pijama morada y las trenzas sujetas con una pinza. La envidiaba, el día de playa lo había dejado exhausto y le hubiera encantado pasar el resto del día acostado en su cama leyendo.

El muchacho regresó su mirada al espejo, repasando por millonésima vez su ropa hasta detenerse en su pecho. No estaba acostumbrado a utilizar ropa ajustada por miedo a dejar ver su busto, pero esto era lo único formal que tenía para evitar morir de calor; sin embargo, si alguien se fijaba en su pecho, podría notar las vendas que lo cubrían. De inmediato, comenzó a abrochar los botones de su camisa.

― Oh no ―lo reprendió Dorcas, poniéndose de pie para tomarlo de las manos y frenar su acción―. Si cierras la camisa, arruinarás el outfit.

― No me importa ―negó con la cabeza, alejándose de su amiga y cruzándose de brazos de manera defensiva, con la vista clavada en el suelo―. Es...ajustada. No me siento cómodo.

El silencio se asentó en la habitación, siendo solamente interrumpido por los fuertes y nerviosos latidos de su corazón. Sabía que era estúpido actuar así sólo por una camisa, sabía que James lo quería y no le importará que ropa se ponga.

Pero, aun así, esa pequeña voz en su cabeza lo martillaba, llenándolo de inseguridad.

Lo que importa es lo que tienes debajo, eso define quién eres. Eres una mujer. Siempre lo serás.

Sabía a quiénes pertenecía esa voz, y tenía tantas ganas de golpearlos, de deshacerse de ellos para siempre.

― Reg ―la morena se acercó nuevamente a él, tomándolo de las manos y dejando un leve apretón en ellas. El muchacho la miró a los ojos―. Te ves increíble con cualquier cosa.

Su rostro tranquilo demostraba que le estaba diciendo la verdad, que en serio creía en lo que decía y no sólo soltaba palabras vacías para hacerlo sentir mejor. Sin embargo, todavía estaba esa maldita voz en su cabeza que no quería dejarlo tranquilo, que parecía no cansarse de repetir:

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