Maratón 3/3
13 de Abril de 1977
― Oh no, no tengo suficiente dinero para pagar la renta ―se lamentó Sirius dramáticamente, acercándose a Remus para apoyar su cabeza en su hombro, con una mirada suplicante―. ¿Crees que nos podamos arreglar de otra forma? ―propuso, acariciando su rodilla. Remus esbozó una pequeña sonrisa.
― Probablemente ―asintió, y en pocos segundos, ambos ya estaban besándose intensamente, como si fuera la primera vez.
Peter frunció el entrecejo.
― Oigan, seguimos aquí ―intentó recordarles sin mucho éxito. Sirius (sin frenar el beso) le levantó el dedo medio, provocando una mueca de indignación en el rubio―. ¡Grosero! ¡Voy a mover tu ficha a la cárcel como castigo por romper las reglas!
― No hay ninguna regla que impida que se besen, Wormtail ―opinó James, leyendo el manual de instrucciones del juego.
― No se están besando, Prongs, ¡se están tragando! ―se exaltó Pettigrew, moviendo la ficha de Sirius y Remus a la cárcel―. Además, yo soy el maldito banco, puedo hacer lo que se me da la gana.
James resopló con resignación, entretanto sus padres entraban a la sala, luciendo ropa menos casual de la que han llevado estos días. Remus y Sirius se separaron al instante, intentando lucir lo más normal posible.
― ¿Van a algún lado? ―les preguntó su hijo desde el sillón, ignorando el juego de mesa de sus amigos.
― Tu tía Constanza nos invitó a cenar a su casa ―explicó Effie con una sonrisa. El muchacho esbozó una mueca de desagrado que no intentó ocultar.
James ama a su familia, pero sólo cuando se conforma por él, sus papás y Sirius. Prefiere mantener distancia (una muy grande) con sus tías y primos, personas entrometidas que pueden pasar toda la tarde criticando hasta la más mínima parte de su vida. Si antes asistía a las reuniones familiares, era porque sus abuelos estaban presentes, pero desde que murieron ya no encuentra propósitos para presentarse.
― El traslador de regreso sale hasta mañana temprano, así que vamos a pasar ahí la noche ―informó Monty con seriedad. Él tampoco era un gran fanático de la familia de su esposa―. ¿Podemos confiar en ustedes para no incendiar la casa?
― Por favor, eso sólo pasó una vez ―rodó los ojos Sirius.
― Si, pueden confiar en nosotros ―dijo por su parte el menor de los Potter, levantándose de su lugar en el sillón para darles un abrazo de despedida a sus padres―. Cuídense mucho. Les mandan un saludo a los niños de mi parte.
― Por supuesto, están ansiosos de poder verte en navidad ―le aseguró Effie con una sonrisa.
James acompañó a sus padres hasta la puerta, despidiéndose de ellos por última vez con la mano. Cuando regresó nuevamente a la casa, Dorcas y Peter estaban peleándose por algo del juego, Marlene los veía divertida y Sirius y Remus no les prestaban atención, bastante ensimismados en sus cuchicheos y pequeñas risas, con las piernas del pelinegro apoyadas en su regazo y el brazo del castaño abrazando sus hombros. Eran horriblemente tiernos.
― ¡Prongs! Regresaste ―sonrió Moony deteniendo su anterior conversación con el Black―. Pensé que acompañarías a tus padres.
― Nah, sólo voy en navidad y año nuevo ―se encogió de hombros, dejándose caer en su sillón―. Es que mis tías odian a Sirius, y yo no voy a ningún lado donde mi terroncito de azúcar no sea aceptado.
Padfoot llevó una mano a su boca para enviarle un beso, que James pretendió cachar en el aire y guardarlo en su bolsillo. Marlene hizo una mueca de asco.
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Timeless
FanfictionSirius Black estaba seguro de varias cosas en su vida. Estaba seguro de que su grupo de música favorito era "Queen". Estaba seguro de que odiaba a su madre y preferiría morir antes de regresar a su casa. Pero, sobre todo, estaba seguro de que estaba...