35.-Es Por Ti

1K 121 36
                                    

Narración: Sergio

Max miró de izquierda a derecha, y eligió ir por la derecha. Giró por la
esquina de otro pasillo y luego por otro hasta que la música de la fiesta se convirtió en un tenue repiqueteo. A la izquierda de donde habíamos ido a parar se encontraba el oscuro hueco de la escalera y Max abrió la puerta de un manotazo y me hizo entrar.

Me quedé con la espalda pegada a la pared y Max arrimó su cuerpo al
mío. Antes de darme tiempo a decir nada, ya me había puesto las manos en las caderas y sus suaves labios se unían a los míos en un sensual beso que yo le devolví con la misma ternura. Y de pronto, tan rápido como me había besado, dejó de hacerlo y me rodeó la cara con sus manos.

—Lo que haya o no entre Kelly Wolff y yo no importa. ¿Pero tú? Tú sí
que me importas, joder, no lo olvides nunca —me dijo quedamente con una voz ronca y seductoramente erótica. Y además se le había puesto tan dura y gorda como… el estado de Texas.
Empujé las caderas para restregar mi cuerpo contra él.

—¿Es ella la que te la ha puesto así?

Max lanzó un suspiro poniendo los ojos en blanco.

—Sergio…

—Porque si es así, no pasa nada. Yo ya me ocuparé de ello. Por eso es
por lo que me has pagado —dije yéndome por las ramas—. Me refiero a que sé que yo no soy ella, pero…

—Tú nunca podrás ser ella —me soltó enojado, apartándose tanto de mí
que la pared opuesta le impidió retroceder más.

No, yo no podría ser ella, ¿verdad? Él antes la amaba. Y por lo visto
todavía la seguía amando. Yo nunca estaría a su altura. Kelly estaba forrada y era prácticamente como de la familia. Y yo era la puta a la que había comprado para superar su desengaño amoroso. Lentamente crucé el espacio que nos separaba.

—No, ya lo sé. Y nunca intentaría llenar su lugar —le aseguré
arrodillándome delante de él.

—Sergio, no —me pidió con voz rasposa, pero no hizo nada para
impedírmelo cuando yo le desabroché los pantalones y le saqué la polla.

—Tal vez no sea la mujer que amas, pero soy el que ahora está contigo.
Así es que deja que cumpla con mi cometido —le dije arrimándome a su
verga y besándosela.

—¡No! —exclamó dándome un empujón, y luego se la enfundó
rápidamente dentro de los pantalones.

Nunca me había sentido tan humillado. Me levanté con las manos
cerradas con fuerza en mis costados.

—¿Por qué?

—Porque no es eso lo que quiero —me contestó agitando la mano—. No
es lo correcto.

—¡Pues que te jodan, Max! Quizás has olvidado que fuiste tú quien me
compraste —le solté furioso, dolido e… indignado.

Sí, al firmar el contrato había hecho algo desesperado en un momento desesperado, pero esto no me convertía en una persona mejor ni peor que Kelly. Lo que ella había
hecho era muchísimo peor que lo mío. Al menos yo no le había puesto los
cuernos

—Tal vez yo no sea Kelly, pero estoy seguro de que nunca habría dejado que tu mejor amigo ¡me diera por detrás!

Max alzó la cabeza de golpe y casi me fulmina con la mirada. Supongo
que esto equivalió al típico bofetón en la cara. Al instante me arrepentí de
las palabras que acababan de salir de mi boca, pero la arpía que había en
mí se alegró, porque necesitaba herirle y humillarle, lo mismo que él había hecho conmigo.

Yo le amaba, aunque sabía que él nunca podría corresponderme porque amaba a otra mujer. Y ahí estaba yo, arrodillado ante él con un elegante traje, deseando que se olvidara de lo que ya no podía tener para que quizá pudiera concentrarse en lo que tenía delante de su estúpida y guapa cara, y Max me había apartado como si no fuera lo bastante bueno para él.

Secretos inconfesables || Chestappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora